¡Al fin encontré el traje adecuado para ir al baile de máscaras por el carnaval de Venecia!
Mi amiga me ha dicho que estará allí con una máscara azul veneciana, el señor
Adrien le Brum, el francés que viajó con nosotros en el barco camino a Italia.
- ¡Allí lo veré y estoy muy emocionada!
-Debo ir bien arreglada: bella y esplendorosa para que se fije en mí,
humilde pero bella mesera de un bar en México - se decía así misma.
–Ahorre mucho tiempo para este viaje a Venecia y con mi amiga Rafaela al fin estamos aquí. Fuimos invitadas a este baile de máscaras por un amigo mexicano que vive muchos años en Venecia y no me perderé esta oportunidad.
Iré con un vestido dorado, un antifaz morado con bordes dorados y con un sombrero con plumas rosadas, unos guantes blancos muy delicados, querida Rafaela, espérame en el bar cercano al local de baile, (Le había dicho asu amiga por teléfono)
Es así que Margarita García, se va muy ilusionada al baile de Venecia en un local privado con su amiga Rafaela. Ella iba a ver el festival de máscaras de Venecia pero en el barco en que venía se hizo amiga de un Francés Adrien le Brum y había quedado encantada con él, el mismo que le contó que iba aun local privado a un baile de máscaras y hasta le dio la dirección por ello cuando su amigo Daniel Aguirre le dijo que tenía invitaciones para un baile de máscara y en la tarjeta vio la misma dirección que Adrien le dio, estalló en un grito de alegría y emoción ya que lo volvería a ver.
Cuando llegaron las dos muchachas al baile se quedaron extasiadas con la belleza del local y la elegancia de los trajes y vestidos de los invitados a los cuales no podían ver sus rostros porque estaban cubiertos de preciosas máscaras, algunos con piedras preciosas adornados y otros con sombreros de finas plumas.
Algunos conversaban muy a gusto y otros estaban bailando en gráciles bailes con melodías de violines y luego alternan con bailes alegres que daban lugar al jolgorio.
Margarita y su amiga se sentían un poco tímidas hasta que dos personajes con máscaras varoniles se les acercaron e invitaron bailar y ellas mirándose aceptaron, pero Margarita andaba inquieta quería ver donde estaba su ansiado Francés y bailando con el desconocido miraba todo el salón a ver si lo podía ubicar, en ese entonces su acompañante le pregunta: “a quien busca señorita” y tal sería su sorpresa cuando reconoció en esa voz, la voz del hombre que tanto deseaba volver a ver y le pregunta -¿Tú eres Adrien le Brum? Y él contesta: “Sí señorita, el mismo que viajó con usted en el barco y a Margarita, la reconocí por sus hermosos cabellos largos y sus profundos ojos negros azabache.
Margarita no lo podía creer, le rodeaba la emoción y estaba muy contenta y bailaba con mucha gracia con su enamorado platónico que ahora lo tenía entre sus brazos y esa noche le había dicho que iba ser solo para ella. Allí Margarita casi olvidaba como en México la dueña del bar la trataba tan mal, como sufría con los clientes malcriados, actitud que tanto contrastaba con la delicadeza con que la trataba este hombre tan refinado y bueno. Daba gracias al cielo por doble partida: había conocido y disfrutado el carnaval de Venecia y encima había conocido el amor de su vida.
Luego del baile él la invitó a ella y su amiga compartir su mesa y Rafaela como la vio contenta le dijo que ya estaba cansada y ya se retiraba que si se iba con ella, a lo que Adrien Le Brum le dijo que él la dejaría en su casa, que no se preocupara. Así que la dejó sola con él disfrutando su velada romántica pues al día siguiente volverían a su México querido.
Margarita no quería recordar que era una mesera allí bailando y conversando con él se sentía una reina medieval. Nunca le diría la verdad pues no quería perder su amistad así que le dijo que viva en un lugar muy bello en E.E.U.U. y que le podía escribir a una dirección inventada por ella.
Margarita solo quería disfrutar ese momento aunque al día siguiente la cenicienta debía volver su dura realidad.
Cuando llegó la hora de despedirse la llevó hasta su casa y le dio un apasionado beso y Margarita le correspondió pues lo ansiaba hace tiempo.
Allí sintió una gran alegría, sentirse por primera vez mujer completa que amaba y era amada respetada, considerada y se despidió de él con lágrimas en los ojos. Y él mientras se iba le lanzaba besos volados y le había dicho que le escribiría y algún día la visitaría. Ella entro a su casa con lágrimas de pena pero con el corazón muy contento.
Ese hombre al regresar a México, se quedó en su recuerdo como un amor de quimera que esa noche la hizo muy feliz en la fiesta de carnavales y de coloridas máscaras en la hermosa Venecia.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados-Perú-Derechos Reservados
(prohibida su copia total o parcial del tema y fondo)
EN VERSO O POEMA
FIESTA DE CARNAVAL-poema
¡Oh al fin
llegó el día
en qué
conoceré a mi príncipe adorado!
Es la gran
fiesta del carnaval veneciano.
Me vestiré con
mi vestido pomposo dorado y un antifaz dorado.
Bailaré con él
toda la noche
y allí le
confesaré
lo mucho que
lo amo.
Esta fiesta es
increíble
hay mucha
gente con hermosas y diversas máscaras,
y allí está mi
amor, disfrazado de un conde inglés.
¡Oh mi amante,
enmascarado!
Esta noche el
salón de baile será nuestro castillo encantado, nos deslizaremos al ritmo de la
música
y fluirá el
amor con todos sus lazos ilusionados.
Yo
volveré México,
feliz,
por haber
conocido a mi dulce galán adorado,
¡Él es el
regalo más hermoso que la vida me ha dado!
Autora: Edith
Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados-Perú-Derechos Reservados