HIJO, TOMA MI MANO DE
FORTALEZA
Toma hijo mis manos de fortaleza
cuando en la vida te falte el
aliento.
Siente el calor de mi
compañía
cuando yo haya dejado este mundo.
No dudes en acudir a mí
si te falta un consejo
o si las sombras grises de la
duda
y el desconcierto te muerdan.
Los años son mis mejores viñedos
para calmar tus dudas y aciagos
momentos.
Aprovecha las hojas sabias
que te brinda mi árbol añejo.
Confía en mí, hijo querido,
no te defraudaré nunca,
y si dejo esta vida bailarina
te quedas con mis ramilletes de
consejos.
Sé valiente, hijo de mis entrañas
el mundo es una selva de Titanes y
ogros
a los que debes enfrentarte y
vencer
con la coraza del coraje, la fe y
el trabajo.
Construye tu Edén de felicidad aquí
en la tierra,
el éxito no llega sentado en un
banco,
sino con la brega constante en la
dura faena.
Sé leal y honesto,: la humildad y
agradecimiento sean tu pan del día.
Autora: Edith Elvira Colqui
Rojas-Perú-Derechos Reservados
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