Pinta el mundo de naranja
defendiendo a la mujer a ultranza,
defiende sus pétalos
que nadie deje sus vástagos huérfanos,
ni su piel mancillada,
clamando justicia.
Alza tu voz en su defensa,
son madres, esposas, hermanas,
sumergidas en el sangriento pozo de la violencia.
La mujer es delicada,
esa es su esencia,
¿Por qué mal hombre no tienes conciencia?
No es solo un utensilio de cocina,
no es la sirvienta,
es la reina de la casa.
No recurras al formol del grito,
habla, dialoga con ella.
¿Por qué sus pétalos con tus manos agredes?
¿Por qué su cuerpo con golpes perforas?
Valiéndote de tu fuerza bruta
Destrozas su hermosa fruta.
La mano de la justicia te alcance,
la mano de Dios también,
y te consumas en el horno del fuego
con chacales,
por tener el bronce abusivo
en tus cristales.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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