Seductor de mis olas de fuego,
hidalgo caballero apuesto,
amo de mis sueños,
actor diestro.
¡Habítame en las hojas de tu verbo!
Bate tus vientos,
sobre mis cabellos,
bésame con tus pupilas hambrientas,
eleva mis ansias al cielo de tus inocencias.
Caballero piel de durazno,
besa mis rosas con la firme pasión de tus claveles,
seduce mis primaveras con tus soles;
somete mi cintura a tus corceles nacarados.
Galán apuesto,
tus palomas me hipnotizan;
tu presencia alada me fascina.
Oh, mi dulce caballero,
tu porte atractivo,
enloquece mis vestidos.
En tu red de sonrisas
quedé prendada;
en tus barcas anclada.
Tu voz, ¡Oh tu mágica voz!
Es lira suave en mis mañanas.
Tu boca fresca,
manzana que en mi boca
se derrama...
Mi torre fuerte,
abrázame en tus bíceps tiernos,
y ámame, como tu viento sereno.
Quiero hacerme ovillo de amor
entre tus brazos.
Ser esa luna coqueta en que te
miras,
la lluvia que moja tus sueños,
el sol que abriga tus días;
ese vino rojo que te embriaga.
Me seduce tu encanto del olivo
tierno,
tus castillos altos de sueños,
tus lagos enamorados,
¡Tu cemento venció mi flor!
¡Sedúceme palomo!
Que a tus encantos olorosos
me rindo.
Ilumina mis noches, velas
apagadas,
con tus ojos.
Mis inocentes margaritas,
mis delicias de mujer
se deleitan en ti.
Tus madreselvas se enreden
en las pestañas de mi alma,
Tu mar habite siempre en mis
aguas.
Hechízame,
mi galante corcel.
Llévame a tocar tus fulgurantes
estrellas.
¡Quiero volar en tus mágicas
cometas!
Autora: Edith Elvira Colqui
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