MI DULCE PERRO TATO
Tato mi dulce perro, eres el más valiente y fiel amigo, siempre atento a ver si
el enemigo viene y luego moviendo la cola te acercas a lamer mis manos,
Eres bonachón mi Tato y te dejas querer, ¡los mimos te agradan
y los camotes también!
Tu piel es muy fina hay que
mantenerla con galletas especiales, pero nosotros hacemos el esfuerzo porque
vales la pena amigo querido.
Tato, nunca me faltes, sin ti
la vida no sería igual. ¿Quién me acompañaría en mis paseos por el parque?
¡Quien me recibiría moviendo la
cola luego que regrese del trabajo!
Mi hijo Moisés dice que eres su
hermano, y a veces juega contigo como verdaderos hermanos, tú juegas con él,
pero no le haces daño, porque lo quieres y sabes cuidarlo.
Tato, amigo, ¿Quieres salir un rato?,
vamos al parque con tu pelota de trapo, allí jugarás contento y te relajaras
harto. Moisés te comprará galletas para que pases buen rato.
¡Ah mi perro Tato!, es la
alegría de la casa, el guardián aguerrido, la mascota predilecta.
Su gran tamaño se contradice
con la dulzura de niño que de él emana.
Tato nos mira con sus ojitos
dulces que pareciera quisieran llorar, pues tenemos que irnos de viaje y no lo
podemos llevar.
- Tato, allí te dejamos el
plato lleno de galletas, mucha agua y tu casa bien abrigada, en una semana
volvemos, no te preocupes, cuida bien la casa. Quédate tranquilo, no nos iremos
por siempre, volveremos y te traeremos sorpresas - Le ha dicho con mucho cariño,
mi pequeño Moisés.
Y Tato como si oyera, le mira muy atento parando las orejas.
Es un perro bueno y nos
hace caso, se recuesta en el piso y ya se queda tranquilo, sabe que su misión
es cuidar la casa y ahora que Moisés le ha explicado que volveremos, ya no está
agitado.
Al despedirlo nos mira desde la
ventana con sus ojos de miel dulce,
parece que nos dijera :Adiós amos, no tarden demasiado.
Autora: Edith Elvira Colqui
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