Lluvia inclemente,
azota mi camino,
lo empapa completamente;
hace trizas mi corazón.
Lluvia de acero,
lluvia de piedra,
toca mi soledad desierta.
Lluvia con tormenta,
golpea mis sesos,
mis huesos, mi médula
doliente.
¡Y no se calma!
Lluvia de pájaros muertos,
hoy me vista.
En sus alas de melancolía me
duermo.
El día pasa,
la gente regresa a sus casas,
pero la lluvia conmigo se
queda
¡Cala profundo en mi alma,
sus dagas!
Autora: Edith Elvira Colqui
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