© SOY UN PEZ SOÑADOR
SOY UN PEZ SOÑADOR
Busco peces con plumas doradas comprometidas, peces con zapatos de tierra... Este poema lo podéis seguir leyendo en las plataformas que siem...
martes, 30 de agosto de 2016
A SANTA ROSA DE LIMA
Rosa hermosa, Rosa de américa,
hoy Lima te canta en rosas coloridas,
en guitarras y cajón.
Fuiste adolescente sumisa a tus padres,
enamorada de tu Dios,
nunca nada te faltó.
Compartías tu pan con el pobre.
Atendías muchos enfermos allá en tu casa natal.
Dedicada a la oración y la acción.
Salías a tu jardín a cantarle a tu amado,
conversabas con los mosquitos.
Que bien te quedaban tus bordados
y la ermita que construiste con tus manos.
Rosa querida.
Desde niña soportaste castigos por tu nombre.
Nunca te quejabas.
Todo lo soportabas por amor.
Virgen admirable te casaste con el mismo Dios.
Y atendías a tus hermanitos con mucho amor.
Cuantas enseñanzas en tu vida veo yo.
Nunca estabas ociosa, ya barriendo, ya bordando,
ya atendiendo enfermos...
Decías que la única escalera para llegar al cielo
eran trabajos y penas.
Rosa de Santa María,cuántas penas tuviste que soportar.
Tu familia no te entendía y hasta la misma iglesia pensaba que habías perdido la razón.
No sabían, no entendían lo que un alma puede hacer por el amor.
Te sometiste a los ayunos y mortificabas tu frágil cuerpo.
Por los pecados del mundo o algún enfermo.
Despreciaste las vanidades y placeres del mundo.
Para ti la vida era Jesús.
Que es amar al prójimo y hacer el bien.
Rosa querida, te ejercitaste en el camino al cielo,
con tanta devoción.
Yo emocionada te canto hoy.
Fuiste una heroína, moriste sirviendo y amando.
Dicen que tuviste pendencias con el diablo,
no le gustaba tanta devoción.
Pero también dicen que viste al mismo Dios,
que te dijo: Rosa de mi corazón se tú mi esposa.
Rosa en medio de tus enfermedades nunca dejaste de servir.
Modelo para los jóvenes, gobernantes y demás.
Rosa de América
ruega en los cielos por nuestros enfermos, por nuestros jóvenes, y por el mundo que en el egoísmo se pierde ya.
El día que partiste una multitud te acompañó.
Las fragancias de rosas rodeaba toda la ciudad.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas - Perú
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