en que reíamos jubilosos,
derramando amor y dicha
en nuestros cántaros,
y la que fue una calle bulliciosa,
se tornó de pronto en quietud y serena calma,
al ver nuestra silueta.
Caminábamos juntos embelesados,
en corazón de latidos acompasados,
reflejando nuestro amor cual espejos,
en la laguna, que nos miraba coqueta y risueña.
Acompañaba el romance,
el suave canto de las aves,
y el fresco vaivén de los vientos otoñales.
La copas de los árboles nos saludaban,
y aunque fríos, muestro amor aprobaban.
Aquí no hay lugar para las amarguras,
ni recuerdos de amores huraños,
lejos del bullicio de la gente,
el amor fluye cual río,
todo es luz entre nosotros...
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú - Derechos reservados
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