Cuando el río suena, agua lleva.
Se aplica este refrán
a los ecos de habladurías,
a los juicios precipitados
que algunos hacen sin conocer la verdad;
a veces el viento engaña
tejiendo sombras en la marea.
No estoy de acuerdo,
pues muchas veces la envidia o el rencor
tejen mentiras disfrazadas de verdad
y dañan la hermosa flor del honor.
Prefiero conocer a la persona,
escuchar su voz, su historia,
antes de emitir un juicio.
No es sabio creer en palabras ajenas
ni dejarse arrastrar por olas de rumores;
las lenguas afiladas murmuran demás,
construyen juicios sin cimientos;
sombras de gas.
Solo Dios tiene derecho a juzgar,
y lo hace con misericordia,
no con saña ni rencor,
su balanza no se inclina
por el peso del rumor.
Edith Elvira Colqui Rojas – Perú
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