ESTE ES UN ESPACIO POÉTICO LITERARIO PARA COMPARTIR
© SOY UN PEZ SOÑADOR
SOY UN PEZ SOÑADOR
Busco peces con plumas doradas comprometidas, peces con zapatos de tierra... Este poema lo podéis seguir leyendo en las plataformas que siem...
lunes, 5 de diciembre de 2016
LA OTRA NAVIDAD
La otra navidad
la navidad de niños
que pintan botas navideñas con tizas,
porque no pueden comprarlas en las tiendas,
de niños que se la pasan trabajando,
vendiendo caramelos, limpiando carros, lustrando botas,
deambulando entre calles deslucidas...
La otra navidad,
sin panetón, sin pavo, ni brindis.Sin juguetes.
Es la navidad de esos niños y adultos,
que trabajan hasta muy tarde,
que miran vitrinas
llenas de cosas, que nunca podrán tener.
La otra navidad
que no es de alegría,
ni de árboles coloridos,
ni de campanas que suenan,
pues tiene los vestidos raídos,
y los pies descalzos, y la cara en tristeza,
como distintivo de su pobreza.
Oh, navidad desconocida,
sumergida en llanto y desolación,
en rostro de niños de hambre,
o en la barbarie de las guerras.
Hoy te pido perdón,
perdón por haberte ocultado la cara, tantas veces,
perdón, por no haber compartido contigo, mi pan,
ni mis bienes,
perdón por no haberte tenido misericordia.
La otra navidad escondida,
la de los niños enfermos en los hospitales,
con enfermedades terminales,
hoy tocó mi alma, muy hondo,
y me hizo llorar...
*Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú
domingo, 4 de diciembre de 2016
Poeta
Ven poeta,
mi rosa se ahoga en un vaso,
quiere beber de tu regazo sus gotas de amor.
Poeta,
dejame tu esencia varonil,
en tu pluma,
necesito las filigranas de tus versos en mi piel,
atraviesa mi savia con tus letras,
seduce mi alma,
a versos enamorados.
Los pétalos de mis rosas,
no viven sin el agua de tus versos,
yo quiero sentirme impresa,
en cada inspiración tuya,
y en cada latido poético
ser tu corazón,
¡Yo soy tu amorosa Afrodita!
Poeta, en tu desván ausente,
vacía se quedó
la pluma,
duerme, resignada, callada y silenciosa,
como yo ahora, sin ti...
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú
Liberada
Liberada de ataduras, de cuerdas que me atrapan,
de prejuicios, de dogmas, de filosofías vanas,
recorro la vida regalando mis flores de alegría,
flotando en mis sueños
como en un globo con helio..
Me tiendo en mi jardín frente al sol,
corro tras molinos de viento,
y tras mariposas de colores...
Dibujo corazones y rosas,
me columpio en la rama de cualquier árbol,
bebo de los manantiales de los bosques,
y me echo a descansar en un parque solitario,
mirando las estrellas.
¡Siento que existo!
Que mi vida tiene un sentido,
¡Mis vestidos de colores pueden tocar las nubes!
pintaré los cuadros de mis sueños, en la faz del cielo,
¡Aquí no hay smog!
Liberada de ataduras,
alcanzo el vuelo de los pájaros,
grito con todas mis fuerzas desde una montaña muy alta,
me fundo con la naturaleza en meditación trascendental.
Saquemos el sillón al patio,
miremos el mundo descansados,
naveguemos en barcas por los siete mares,
amemos intensamente a la naturaleza y a los hombres.
Te invito un helado a la orilla del mar,
sumerjamonos en sus olas,
que nos bañen el corazón y el alma.
Armemos fogatas que no se acaben nunca,
y cansada de este delirio de libertad,
me duerma feliz,
en una hoja del parque.
Mis cometas de colores no se acabaran nunca...
Autora: Elvira Colqui Rojas-Perú
Navidad sin ti, madre
Madre,
una navidad más, sin ti,
Una navidad más sin las frutas de tus palabras, sin tus
abrazos de miel.
La casa donde viví contigo y mi padre,
no tendrá la misma alegría de sol, sin ti,
¡Cómo te gustaba preparar todo!
el árbol, la decoración navideña, el mantel, el pavo, las
copas,
los regalos...
Pero tú ya no estás,
y tu lugar permanecerá vacío, la noche de navidad y mi
corazón llorará.
Pero tu alma vive, madre.
Vive en estos corredores, en esta sala, en este hogar,
y aunque la nostalgia asalte.
Allá desde el otro lado. Tu alma vendrá.
Se sentirá tu alegría en nuestro hogar.
Esa que nunca te dejaba hasta en los momentos más
aciagos.
Seguiremos tus consejos y adornaremos toda la casa como
tú siempre lo hacías.
Y al llegar las doce. Un brindis haremos por un año más
de vida, y te recordaremos con amor al
saborear ese chocolate que tan delicioso
preparabas.
Y al entregarnos
los regalos, que tú tan amorosamente los forrabas y dejabas debajo del árbol y
al ver las bombardas en el cielo, veremos tu rostro alegre, deseándonos feliz
navidad, con un abrazo sincero, como siempre lo hacías.
Madre hoy es navidad, contigo o sin ti.
Allá afuera los niños ríen y juegan.
Las familias celebran contentas.
Yo miro al cielo, recordándote feliz.
*Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
Mundo caduco
En este mundo caduco,
la humanidad es cosa de huesos,
este mundo caduco e irracional,
se olvidó del dolor del otro,
se olvidó del ¿cómo te sientes?
¿Te ayudo?
Este mundo caduco se quema en el horno del egoísmo,
de no compartir ni las migajas con el pobre.
Se llena los bolsillos del oro, de la tecnología,
pero sus almas quedaron vacías,
sin rosas de amor.
Mundo caduco si no compartes tu pan
te irás fuego negro de la muerte,
en sombras decadentes.
El destino del hombre
es compartir con el semejante,
ser hombre con los hombres...
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú
viernes, 2 de diciembre de 2016
LA NAVIDAD DE JUANITO (Cuento)
Juanito era un niño de diez años, que trabajaba para
poder vivir, como todos los días bajaba desde arriba, desde el cerro San Cosme,
allá en Lima, para poder sus caramelos, pues así ayudaba su madre que había
sido abandonada por su padre y también a sus cinco hermanitos pequeños. Le
gustaba vender por en el centro de la
ciudad, especialmente por el Jirón de la Unión, pues allí habían muchos centros
comerciales y mucha afluencia de gente y podría tener más ventas: ¡Caramelos de
eucalipto para la garganta¡¡Caramelos a cinco por cincuenta céntimos¡
Ese día era un día especial era la víspera de Navidad y
Juanito debería quedarse más tarde trabajando. Estaba muy cansado pero se decía
así mismo para darse valor. "Estoy cansado pero debo seguir trabajando
para llevar algo para mi madrecita por
navidad, pues se la pasa la vida lavando ropa para otros, y no le alcanzará
para la cena de navidad".
De pronto, ve en unos escaparates muy grandes mucho
arbolitos de navidad, muy asombrado, pues nunca ha tenido uno, se queda a
admirarlos largo rato y luego al seguir recorriendo las calles con sus
caramelos, ve mucha gente que entra y sale de centros comerciales cargados de
muchos regalos, ropa y juguetes que muchos niños llevan en sus manos y se pone
a pensar muy nostálgico: "Cuánta gente comprando tantas cosas,
desesperadas entran y salen de las tiendas, quién como ellos que tienen para
comprarse juguetes y ropa, a mí no me alcanzará para comprar zapatos a mis
hermanos, ni un juguetes, pues si le compro a uno los demás querrán y no
estamos para eso, tenemos que pagar la luz y ahorrar para comprar el agua.
Algún día seré grande y trabajaré más y compararé juguetes a mis hermanos, que
nunca tienen juguetes por navidad, por ahora solo chocolate y un panetón barato. Y como siempre
luego de las doce a dormir, pues no hay para más. Yo me volveré a trabajar
luego que ellos se duerman, pues en navidad aunque sea, la gente me compra un
poco más de caramelos, y hay que aprovechar, ay, ¿y el hambre? yo pensando en mis hermanos y mi madre y
por trabajar tanto ya me olvidé de comer
y mejor ya no veo tantas vitrinas, pues me antoja las deliciosas comidas que
come la gente que tiene plata, en estos restaurantes. Yo no tengo ni padre. Pero
tengo que ser muy fuerte y no debo llorar, aunque tenga muchas ganas
ahora". Soy el hombre de la casa y bebo trabajar: ¡Caramelos de menta para
la garganta¡ ¡Caramelos¡...
*Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú- Derechos
reservados
NUESTRO BAÚL
Aquél viejo arcón me trae a la memoria, los juegos infantiles de antaño, llenos de magia y emoción.
Nuestro abuelo, lo había dejado como legado a mi padre, y lo había colocado en el patio, donde guardábamos las cosas añejas.
Nosotros lo usábamos todas las tardes, inventando historias diversas, con el mágico vuelo de nuestras fantasía infantil.
Sacábamos todo lo que traía dentro: Osos de peluches, zapatos usados, libros viejos, etc.
Luego ingresamos a sus arcas sacándonos los zapatos, para que papá no sintiera , cuando nos metíamos dentro de su baúl.
Unas veces éramos hábiles marineros escondiéndose de los piratas, y otras veces éramos náufragos que no queríamos ser descubiertos por tribus de caníbales hambrientos y otras, huíamos despavoridos de los indios.
Mi hermana María de ocho años era mi cómplice de aventuras.
Ella hacía todo lo que yo le indicaba, yo era el jefe de las aventuras disparatadas, mis diez años, me daban el privilegio de dirigir los juegos.
¡Vienen los indios con sus flechas a escondernos al baúl María! y ella sin zapatos, al baúl corriendo se metía. ¡María una legión de piratas tomó nuestro barco, huyamos al baúl para protegernos, miremos solo de reojo, pueden regresar y nos descubran¡ Y María obediente, se metía al dichoso baúl y miraba sólo de reojo, muy asustada¡ ¡Era tan dulce mi hermana!
Recuerdo que la última vez inventamos que el baúl estaba lleno de tesoros, que los piratas se habían olvidado.María estaba tan contenta que desde el baúl vigilaba que no se acercara nadie a robarle sus tesoros.Decía "Con estas alhajas me compraré muñecas, un carro para que papá vaya al trabajo, y una cocina nueva para mamá y tú ¿Qué quieres hermanito?" Yo la miraba contento, me gustaba verla tan feliz, entre tesoros imaginarios.
Y ahora yo, ya casado, he vuelto a ese patio y al ver el viejo baúl, me ha embargado la nostalgia al recordar mis juegos infantiles junto a mi querida hermana. Ella hoy está en el extranjero, pero su corazón, estoy seguro, se quedó aquí, conmigo, y con este baúl, en el que tantos recuerdos y aventuras, juntos vivimos...
*Autora: Edith Elvira Colqui Rojas - Perú- DRA.
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