son las
plumas de nuestro amor;
galopantes
viajan por sus celestes senderos,
sin tregua,
ni temor.
Agitan sus aguas de besos en el ancho mar,
lanzan sus
rayos luminosos por el mundo
elevándose
al umbral del mismo cielo escarchado.
No hay oscuridad ni bruma,
para quien
ama;
solo cielos
abiertos despiertos
habitan en
los pedestales de los corazones amantes.
Iluminada
mañana
la que
observa anonadada
las
reliquias dulcificadas de nuestro amor.
Nuestras
almas en amorosos trotes de ternura
aman en
completa libertad.
Nuestra
entrega constante es mi dicha
y mi
manantial de inmensa paz.
Autora:
Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derecho re
servados
servados
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