PISADAS DE LÁGRIMAS (A mi hermano Ciro)
Lentos transcurren mis pasos,
una a una
me doblegan las pisadas de las lágrimas
que corren incansables por mi tez.
El día está soleado,
pero contrasta con el azul opaco de mi tristeza, vino amargo.
¡Hermano!
Siento tan profundo las huellas macilentas de tu ausencia,
y pido al Dios del cielo
que tus fuerzas no mermen,
por tus hijas, por tu esposa, por tus hermanos,
que, como un león luches por tu vida.
¡Padre santo!
Mi alma hoy está plagada de mariposas de lamento,
mi hermano sufre tanto y yo aquí con las manos atadas,
sin poder hacer nada,
exhalando mis frágiles oraciones
mezcladas con sal de puro llanto.
¡Mi alma está contigo en el hospital hermano!
En las cabalgatas de tu cama estoy clavada contigo,
tus cruces del cuerpo también me duelen a mí.
Siento tu cuerpo cansado,
¡Tus hondas penas del alma
traspasan mi garganta!
Siento tu aliento que se deshidrata
y me duele no poder estar cerca de ti.
¡Señor,
Mi hermano Ciro
a quien amo tanto está enfermo.
¡Ten misericordia de él!
Y de nosotros seres imperfectos.
¡Yo sé que si tú quieres
puedes salvarle!
Hermano, como Jesús en el Gólgota
estás clavado en una cruz muy alta,
redimiendo, quizás también, pecados ajenos
¡Y eso, me duele tanto!
Tu hermana Elvira,
como María Magdalena te sigue de cerca,
llorando y rezando,
rezando y amándote.
¡Oh hermano!
Ruego
para que Dios te haga ver la luz.
Qué el señor de la vida
te saque con mano potente
de la tumba negra de la muerte.
Entonces cantaremos aleluyas en la casa,
nos abrazaremos los hermanos,
porque habrá sido un milagro
tu recuperación,
y seremos una sola piña de amor,
nunca más pelearemos por minucias,
valoraremos lo mejor de la existencia.
Pido al alma de mis padres
te den valor para que salgas de esta batalla
triunfante.
Pido a Dios sabiduría, paciencia, fortaleza.
¡Fuerza hermano!
¡Tus hermanos te extrañamos
y te queremos tanto!
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
Ayúdenme rezando por mi hermano por favor para que su cuerpo reaccione
Nota:
luego de dos días de este poema mi hermano Ciro, muy joven murió víctima de Covid, nos hemos quedado tristes sin él, pero creemos que en la resurrección de los muertos lo volveremos a abrazar. Descansa en paz hermano querido, nosotros veremos por tus hijas, rezaremos por ellas y también sé que lo harán tus hermanos del grupo de la iglesia a la cual tanto amaste y la que te regaló tanta felicidad en tu hogar. Bendita sea tu voluntad señor, aunque me cueste aceptar, aunque no la entienda. El señor me lo dio, el señor me lo quitó, bendito sea el nombre del señor.