Mi hechicero de amor
¿Qué conjuros profanos usaste
para robar todas las telas de mi corazón,
mi dulce brujo, hechicero?
¡Qué pócima perfecta
me posó, cual mariposa sumisa,
en tus encantos de claveles fragantes!
Indefensa y desarmada
me has dejado.
Sucumbo a los oropeles de tus galas,
sigo, ciega, las líneas de tu nado.
Con el conjuro de tus flores nuevas
has conquistado mis escaleras,
¡Atractivo galán celestial!
El aroma de tu voz me enloquece,
la partitura de tus manos me sofoca,
¡La miel de tus labios me electriza!
¡Aplausos, mago diestro!
Ha triunfado tu elixir de amoroso,
has prendado a tu bella flor.
Hechizaste mis calles, mis patios,
mis jardines;
derrumbaste con tus encantos mis fortines,
¡Me has hechizado por completo, maestro del amor!
¿Con qué pócima misteriosa me has embrujado?
Siempre tienes mi voluntad comiendo de tu mano.
En tu gata faldera me has convertido;
ya no como ni duermo sin tus guiños.
Son culpables esos besos brujos y magnéticos,
esas caricias de cielos y estrellas fascinantes,
esas sonrisas doradas, cautivantes,
esas palabras-caramelo
envueltas en sublimes rosas,
¡Oh, mi seductor, vate de liras deliciosas!
Rendida a tu escapulario,
sigo tus pasos a diario.
Soy esclava feliz de tu encantamiento,
¡Amarte con el alma es mi dulce alimento!
Muero de amor por ti,
mi mago de luz fulgurante,
mi caballero andante,
¡Mi dulce tormento!
¿Serás ese amor eterno que busco
o solo un capricho arrollador?
Sea lo que sea, no quiero despertar;
¡Quiero perderme eternamente
en las alas mágicas
de tu embrujo encantador!
Edith Elvira Colqui Rojas
¿Qué conjuros profanos usaste
para robar todas las telas de mi corazón,
mi dulce brujo, hechicero?
¡Qué pócima perfecta
me posó, cual mariposa sumisa,
en tus encantos de claveles fragantes!
Indefensa y desarmada
me has dejado.
Sucumbo a los oropeles de tus galas,
sigo, ciega, las líneas de tu nado.
Con el conjuro de tus flores nuevas
has conquistado mis escaleras,
¡Atractivo galán celestial!
El aroma de tu voz me enloquece,
la partitura de tus manos me sofoca,
¡La miel de tus labios me electriza!
¡Aplausos, mago diestro!
Ha triunfado tu elixir de amoroso,
has prendado a tu bella flor.
Hechizaste mis calles, mis patios,
mis jardines;
derrumbaste con tus encantos mis fortines,
¡Me has hechizado por completo, maestro del amor!
¿Con qué pócima misteriosa me has embrujado?
Siempre tienes mi voluntad comiendo de tu mano.
En tu gata faldera me has convertido;
ya no como ni duermo sin tus guiños.
Son culpables esos besos brujos y magnéticos,
esas caricias de cielos y estrellas fascinantes,
esas sonrisas doradas, cautivantes,
esas palabras-caramelo
envueltas en sublimes rosas,
¡Oh, mi seductor, vate de liras deliciosas!
Rendida a tu escapulario,
sigo tus pasos a diario.
Soy esclava feliz de tu encantamiento,
¡Amarte con el alma es mi dulce alimento!
Muero de amor por ti,
mi mago de luz fulgurante,
mi caballero andante,
¡Mi dulce tormento!
¿Serás ese amor eterno que busco
o solo un capricho arrollador?
Sea lo que sea, no quiero despertar;
¡Quiero perderme eternamente
en las alas mágicas
de tu embrujo encantador!
Edith Elvira Colqui Rojas
No hay comentarios:
Publicar un comentario