¡Cuántas veces hermana poesía
me abracé a tu cuello para
llorar¡,
¡Cuántas noches desvelada
me quedé dormida en tu palomar¡
Expirando en mi aliento,
todavía, un último verso niño.
Cuántas veces fuiste mi
confidente
mi almohada de confesión.
La perfecta amiga
que escucha sin hablar
que miles de secretos sabe
guardar.
Cuántas veces queridas amiga
deposité en ti
mis angustias y mi ansiedad
cuántas veces compartiste mis
triunfos
y cuántas veces viaje contigo a
la eternidad.
Hermana poesía
hoy no te pediré nada,
hoy solo contemplaré tu rostro
y te invitaré un café en un
viejo bar.
Conversaremos relajadas,
comeremos unas galletas,
nos contaremos nuestras
vivencias.
Tenemos mucho tiempo
para seguir construyendo
versos.
Ahora solo quiero
engreírte
y pasearme en tus olas y
en tu mar,
relajada y sin prisas.
El mundo está hecho para
disfrutar.
Vamos a casa amiga,
el día empieza a declinar.
Dormiremos juntas abrazadas en
mi desván.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos
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