Contemplo los elixires de la vida
¡En éxtasis perfecto!
Y se dibuja el esplendor del cielo en mis ojos,
pues lo contemplo, serenamente con calma.
Contemplando se tatúa la belleza de lo infinito en mi alma.
Contemplar, admirar
las bellas cosas de la vida,
es costumbre que se va perdiendo,
y con ella el poder de la observación y el asombro.
Contemplo la calle vacía y llena,
contemplo los árboles y los pajaritos,
contemplo, el cielo nublado,
y el sol alumbrando un suceso...
Y entonces mis más
sensibles cuerdas se levantan,
mi alma canta;
mi alma se eleva…
Observo
con asombro todo lo bello de la vida.
Me gusta contemplar, admirar
libando de todo, su esencia,
porque esto, me da vida,
me renueva,
y me da deleite.
Contemplo extasiada
todo lo hermoso que se cuela ante mis ojos,
y mi alma vibra complacida
¡Me gusta este estado!
¡Ay, contemplando
me pasaría toda la vida!
Pues de allí libo la verdadera esencia de las cosas.
¡Todas tienen algo que contar!
Me cautiva contemplar
todas las cosas a rabiar,
y por eso miro las luces de la vida,
que se encienden más todavía,
al ser contempladas.
Por eso nunca me cansaré de admirar,
¡Porque contemplando aprendo!
Y lleno
mis alforjas de inmensa sabiduría…
Autora Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos
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