Noche de piedra,
sin rastros de mi amado,
noche desierta,
sin los pletóricos cánticos de hadas,
de su presencia.
Noche de piedra, callada,
quieta, muda e inerte
extendiendo sus negros mantos de muerte,
sin piedad, sin anestesias;
jugando con mi dolor,
masticando llanto sobre llanto,
dolor sobre dolor,
pena sobre pena.
Ven amado, pronto a mis primaveras,
que mis flores desesperadas se secan;
desfallecidas fenecen,
sin la llama
de tu amor.
que mis flores desesperadas se secan;
desfallecidas fenecen,
sin la llama
de tu amor.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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