Corría el siglo XVI, en un castillo de Inglaterra, vivía una dama hermosa con su rey, los que administraban tierras muy ricas y en su holgura, celebraban espléndidos banquetes y fiestas, pero al sobrevenir la amenaza de la guerra, tuvieron que reclutar a sus mejores soldados y caballeros fieles, para defender su reino. Los caballeros se alistan para la guerra y en ceremonia solemne, los despiden entregándoles su armadura. En la entrega de la última armadura el caballero rojo se queda prendado de la belleza de la dama, esposa del rey, y observa, que ella, no le es indiferente.
Terminada la cruzada, viene el caballero de la guerra el rey ofrece banquete y el caballero pide permiso al rey para sacar a bailar a la dama y entre baile y baile dialogan, y surge el amor: ¡Oh, bella dama, disculpe usted mi atrevimiento, pero es usted tan hermosa y tan distinguida que mi alma vibra con su belleza! -Noble caballero os agradezco sus palabras, pero el rey nos mira.
Luego de esta fiesta el caballero concierta una cita con la dama y ella lo busca en un bosque alejado y allí él le declara su amor: "Hermosa dama la he citado a este bosque lejano, para decirle que yo a usted la amo, desde que la vi ese día en el balcón de su castillo, con su rosa en el cabello y su mirada tan dulce, no la he podido sacar de mi mente.-¡Oh! dulce caballero sus palabras a mí me engalanan, pero es muy arriesgado este romance!-Yo sé mi dama bella que el honor al rey es lo primero que mi fidelidad al rey apremia. ¡Lo he pensado muchas veces, te lo juro! Pero donde manda el corazón, la razón se apaga. Y hoy solo sé que mi alma, a usted reclama.-¡Oh, Amado caballero, a mí también me pasa lo mismo que usted! ¡Yo me siento tan confundida!
Y así ambos amantes, luego de aclarar sus dudas, y dejarse vencer por el amor mutuo se entregan al romance, en sublimes caricias. Este será el inicio para sus continuos encuentros amorosos, unas veces frente al río y otras veces en el puente de las rosas, etc. -Ambos se aman. Y viven plenamente el amor. Hasta que un día el rey anuncia misión de guerra y tiene que partir, por lo que cita a la dama para su despedida, en una carta: “Amada mía. Tengo que irme a la guerra, a tierras lejanas. Te espero en el puente de las rosas alas 6pm.
Tu amado: Arturo. “La dama acude a la cita y el caballero envuelto en suma tristeza le cuenta de su viaje y que se comunicarán por cartas pero le dice también si cayese en la guerra muerto no llore su partida. Que siempre la llevaría en su corazón. Ella con el alma rota también está con los ojos llorosos, pero le da ánimos para que cumpla si misión: “Vaya usted mi caballero, cumpla la misión de su rey, que yo aquí lo espero, aunque pasen los años "
Y así se comunicaban por cartas.
Pero un día llega la aciaga noticia que el caballero Arturo murió en la guerra y la bella dama cae en tristeza, se encierra en su cuarto y llora amargamente. De pronto un escudero le toca la puerta de su cuarto y le dice que hay una carta para ella, entonces, se levanta apurada y lee con emoción la carta. En ella, él le dice, que nunca la olvidará, que está seguro de perecer en la guerra, pues los enemigos los superan en cantidad. Pero que nunca perecerá el amor que por ella siente, que visite el puente de sus encuentros, que su alma siempre en amor, allí vivir, desde ese día todas las tardes va al puente de las rosas, lleva flores en sus manos y las suelta en el lago, las mira hasta que desaparecen con la corriente y se consuela recordando a su caballero. Allí lo siente todavía vivo y lo recuerda con cariño.
Luego regresa a su castillo, ya muy fortalecida y tranquila.
Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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