Los gélidos
vientos, en neblinas se levantan,
las lápidas de los cementerios yacen en silencio
las lápidas de los cementerios yacen en silencio
mudo.
Todo el ambiente es tétrico y desolador,
¡De pronto!
Un aullido rompe la noche serena,
se oye el grito de una mujer con voz estrepitosa,
Unos rayos en el cielo suenan intensos.
A lo lejos se oyen voces de niños:
Unos ríen a carcajadas,
y otros lloran plañideramente...
¡Qué espanto!
De una lápida sale flotando
la figura de una mujer de vestidos negros.
Tiene un violín en la mano,
y entona melodías muy lastimeras.
Tan tristes y sentidas,
que hacen llorar a todas la almas del cementerio
Y hacen un coro estrepitoso, angustiante, terrorífico,
que taladran los oídos y los corazones más duros.
Las gentes cercanas no pueden dormir.
Se retuercen en sus camas de espanto y terror.
Todos los días se repite el rito, macabro.
¡Las tres de la mañana!
Es la hora de la mujer del violín.
¿Quién podrá dormir?...
*Autora- Edith Elvira Colqui Rojas - Perú- derechos reservados
Todo el ambiente es tétrico y desolador,
¡De pronto!
Un aullido rompe la noche serena,
se oye el grito de una mujer con voz estrepitosa,
Unos rayos en el cielo suenan intensos.
A lo lejos se oyen voces de niños:
Unos ríen a carcajadas,
y otros lloran plañideramente...
¡Qué espanto!
De una lápida sale flotando
la figura de una mujer de vestidos negros.
Tiene un violín en la mano,
y entona melodías muy lastimeras.
Tan tristes y sentidas,
que hacen llorar a todas la almas del cementerio
Y hacen un coro estrepitoso, angustiante, terrorífico,
que taladran los oídos y los corazones más duros.
Las gentes cercanas no pueden dormir.
Se retuercen en sus camas de espanto y terror.
Todos los días se repite el rito, macabro.
¡Las tres de la mañana!
Es la hora de la mujer del violín.
¿Quién podrá dormir?...
*Autora- Edith Elvira Colqui Rojas - Perú- derechos reservados
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