Payaso, se
pinta la cara frente al espejo.
Para la función de la tarde.
Empieza el espectáculo.
La gente se ríe, aplaude, ama ese payaso.
Terminado su acto se cambia, come y da una siesta.
Payaso planea su fechoría en su cama.
Duerme y a las 7pm. Se pinta la cara
y se pone la ropa de payaso.
En su cara, algo ha cambiado, se le nota rabioso, malévolo.
Sale a la calle, apurado.
Busca jóvenes de 25 30 años.
Parecidos a aquél que le arrebató su novia,
con la que iba a casarse.
Los acuchilla por la espalda. Los degüella.
No tiene remordimiento, ni asco.
Esboza una risa macabra.
Ja, ja, ja, ja,
Y huye del lugar del crimen.
Mañana habrá función.
Hay niños y madres que lo esperan en las gradas y palcos.
Y jóvenes qué ver.
Para en la noche,
atacarlos, despiadadamente...
En el día es dulzura,
en la noche monstruo diabólico.
Edith Elvira Colqui Rojas – Perú - derechos reservados
Para la función de la tarde.
Empieza el espectáculo.
La gente se ríe, aplaude, ama ese payaso.
Terminado su acto se cambia, come y da una siesta.
Payaso planea su fechoría en su cama.
Duerme y a las 7pm. Se pinta la cara
y se pone la ropa de payaso.
En su cara, algo ha cambiado, se le nota rabioso, malévolo.
Sale a la calle, apurado.
Busca jóvenes de 25 30 años.
Parecidos a aquél que le arrebató su novia,
con la que iba a casarse.
Los acuchilla por la espalda. Los degüella.
No tiene remordimiento, ni asco.
Esboza una risa macabra.
Ja, ja, ja, ja,
Y huye del lugar del crimen.
Mañana habrá función.
Hay niños y madres que lo esperan en las gradas y palcos.
Y jóvenes qué ver.
Para en la noche,
atacarlos, despiadadamente...
En el día es dulzura,
en la noche monstruo diabólico.
Edith Elvira Colqui Rojas – Perú - derechos reservados
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