Amado, nuestro lecho está vacío
fugaron las palomas de los besos
y lo que ardió en fuego, hoy es hielo frío
¿Dónde voló la miel de los excesos?
Veo, nuestra habitación sola y triste,
las puertas de dolor tocan mi pecho,
¿A dónde mi jilguero ingrato fuiste?
¡No trinan tus encantos en mi lecho!
Lloro desesperada en mi almohada,
gime el tálamo blanco con tu ausencia,
dejaste a tu paloma acongojada,
clamando fieramente tu presencia.
¡Ah, si vieras, mis rosas delicadas!
Cómo buscan tus besos y caricias,
y de tanto esperarte acongojadas
quedaron, pues, ¡se fueron sus delicias!
Ya vuelve caballero a nuestro nido,
mis lámparas están vivas, despiertas;
sana mi corazón frágil, partido.
¡Para ti dejaré abiertas mis puertas!
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-derechos reservados