El bien y el mal en eterna lucha existencial,
libran la feroz batalla, entre lo noble, moral
y lo ruin, inmoble, sin rosal.
Bien y mal se enfrentan
en una lucha sin cuartel.
En la cara del bien brilla, la verdad, la nobleza, la bondad;
en la cara del mal: la envidia, la codicia y todas su huestes.
El bien ilumina el alma;
el mal la oscurece y desluce.
El bien baila en paz;
el mal llora y sufre en amargura y soledad.
El mal no duerme tranquilo;
el bien abraza sus hijos y vive en serenidad.
El mal pretende cubrir el mundo
con sus alas negras, quiere llevarse las almas incautas,
pero el bien con sus alas blancas llega,
y sin armas, solo con la bondad le enfrenta.
El mal mueve todas sus piezas con audacia;
el bien debe ser más astuto para derrocarlo.
El bien habla de armonía, belleza y orden natural;
en el mal, el caos gobierna con sus puñales de oscuridad.
El bien se opone al mal,
como la vida a la muerte.
El malvado y el justo semejan:
radiante luz y tenebrosa oscuridad.
El bien y el mal nos habitan
depende de nosotros dejarlos salir
o encarcelarlos con bozal,
¡Cielo e infierno en nuestras manos están!
El mundo necesita muchos guerreros del bien;
almas inmoladas por el bienestar de la humanidad.
Autora:Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados