MADRE, SOÑÉ QUE ME ABRAZABAS
Madre,
soñé que me abrazabas
y en tu dulce y humilde regazo
me besaban los pétalos de tus rosas amables,
entonces sentí que estrellas radiantes volaban;
que el cielo bajaba glorioso a mis pasos
y solté algunas lágrimas emotivas.
Madre,
llegabas en forma de ángel,
entre aceras llorosas y calzadas mojadas
porque del otro mundo venías.
¡Qué sabrosa miel de ternura!
¡Cuánto gozo al verte sentí!
¡Oh, madre sublime!
En tu luz amorosa
me veía feliz,
y entre nubes
te veía bordando consejos en mi frente.
En tus abrazos, ¡madre querida!
de las penas me confortabas.
¡Dios mío, qué gracia, qué dicha!
Volver a sentir el calor del regazo
de mi dulce madre,
la que encendía siempre
sedas en mi cetrino mundo.
Allí, en tus brazos
quise quedarme dormida todo el día,
imaginarme que aún tengo madre,
que tu sol no ha muerto;
porque el amor de madre
nunca muere,
traspasa las rejas terrenas de la muerte,
del tiempo, de la distancia...
Madre,
esta tarde de mayo
tu pequeña rosa te ha soñado,
ha visto que tu horizonte y el mío
en sumun de amor eclosionaban,
y fuimos ambas una sola yema de cariño.
¡Hasta el cielo, gracias madre!
Porque hiciste que mi mundo de tierra
se volviera sobrehumana,
gracias
por ponerme siempre nuevas alas a mis sueños,
por alentar con tus abrazos mi camino.
Dejo en tu tumba
mil flores de gratitud perfumadas.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú
Poema creado exclusivamente para este evento
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú