© SOY UN PEZ SOÑADOR

SOY UN PEZ SOÑADOR

Busco peces con plumas doradas comprometidas, peces con zapatos de tierra... Este poema lo podéis seguir leyendo en las plataformas que siem...

sábado, 23 de noviembre de 2024

Grito de los niños en guerras




Grito de los niños en guerras

El grito de los niños en guerras
es un chirrido desgarrador 
que lacera el alma,
una dinamita que estalla en el pecho, una permanente lluvia de tristeza.
Pobres niños pajaritos
volando asustados, desorientados
sin nidos.

¡Paren los manotazos de las bombas 
y el fusil!
Respeten sus flores inocentes,
sus sueños infantiles.

Desinflen las esferas de la violencia
que lastiman
sus manzanos de ternura,
sus cuerpos inertes en el pavimento,
¿No te dicen nada?
Sus ángeles en el cielo
pedirán cuentas de su sangre.

Lloran estos pajaritos
al ver sus árboles caídos,
sus sueños dormidos,
su naranja de la felicidad perdida.
Sé de los que alcanzan pañuelos
para secar sus niñas lágrimas.

Autor Edith Elvira Colqui Rojas  Perú

Sacerdotes


 

 

Sacerdotes

Elegidos entre el polvo

y la paja,

mansos corderos

que entregan sus pelambres

para un mundo nuevo.

 

Castos lirios

listos para el combate

contra las huestes del mal.

Sus pechos arden de amor

al señor,

sus manos de barro

serán transformadoras en cielos

sus corazones en árboles verdes.

 

Sacerdotes,

óleos sagrados

en este mundo duro de cemento,

herederos del linaje

y la palabra divina.

 

Regalan su soledad,

su frío,

su hambre

por amor a Dios y al mundo.

Vasos nuevos

su recompensa

se construye en el cielo.

Edith Elvira Colqui Rojas  Perú


miércoles, 20 de noviembre de 2024

Señor, ¿es de azul tu canto?





Señor, ¿es de azul tu canto?
**************************
Si de azul es tu canto,
¿Por qué debo mirar cielos sin estrellas?
Baja a la tierra y regálame
una rosa nueva.
Dame del cáliz de tu ternura,
manzanas de bondad,
y cócteles de misericordia
que calmen mi sed de ser amada.
Aquí, en este mundo,
donde el lecho es frío y árida la existencia,
los pájaros solo cantan
para aquel que lleva corona,
y la brisa se enciende
al paso del potentado.
Amor de jardines bellos,
¿Dónde está la fuente
de la felicidad perpetua?
¿Dónde duermen los cantos eternos del bosque?
¿Y ese sol que nunca deja de alumbrar
dónde lo encuentro?
Quiero que mi casa sea tu casa
y brille como un haz de luz
en este infértil desierto.
Regálame un oasis despierto,
pinta flores y palomas para mí.
No permitas que las sombras traicioneras
inunden mis praderas.
Con tu coraza, defiende
mi pequeña fe de madera.
Que tus manos divinas me sostengan siempre.
Quiero descansar mis rosas,
confiada
en los lechos de tu voluntad.

Edith Elvira Colqui Rojas-Perú

lunes, 18 de noviembre de 2024

Te doy gracias, Señor




Te doy gracias, Señor
Te doy gracias, Señor,
porque siempre me das
el pan tierno de la misericordia,
y nunca el hierro frío del castigo
que tantas veces merecen mis pasos.
Te doy gracias
por las horas de vida
que me regalas como gotas de rocío,
por los momentos de sombras
donde aprendo el valor de la luz,
y por las luces bellas
que acarician mi camino.
Gracias por los días de desánimo,
cuando mis fuerzas parecen desvanecerse,
y por los tiempos de ánimo florecido,
cuando mi espíritu brota con esperanza.
Siempre estás pendiente de mí,
aunque llore, me asuste, dude o esté triste.
Tu amor, suave como el canto de un pájaro,
nunca me abandona;
es alimento que calma mi alma,
un refugio en los días grises.
Te agradezco, Señor,
por tu protección diaria,
por no dejar que la flor de la esperanza
se apague en mí susurrando sus pétalos.
Tú la mantienes viva,
fuerte, brillante y pura.
Gracias por permitirme
ver el rostro de mis seres queridos,
escuchar su risa que llena el silencio,
sentir su calor en cada abrazo.
Gracias por darme manos y sentidos
para servirles con amor,
para ser luz en sus días como tú lo eres en los míos.
En cada paso que doy,
en cada aliento que respiro,
mi corazón murmura una oración:
gracias, Señor, por estar siempre conmigo.

Autora Edith Elvira Colqui Rojas -Perú