DE LA NOCHE A LA MAÑANA
De
la noche a la mañana cambió nuestra historia,
los
que nos creíamos seres libres,
estamos
como perros enjaulados ladrando desolados.
Como
monjes budistas recluidos,
como
aves sin aire,
respirando
miedo.
La
vida social para nosotros se ha apagado
y
solo con una sonrisa o con señas saludamos.
Nuestro
círculo social se ha reducido a la familia
es
bueno conversar, pasar con ellos las horas,
pero
el encierro, hace que veces perdamos la paciencia.
Son
las consecuencias del maligno virus
que
nos sigue con sus pisadas de muerte.
Las
calles están vacías y mudas
las
playas ya no ríen con el sol.
Nos
alejamos de todos
¡Cómo
apestados!
De
la noche a la mañana cambió nuestra rutina, nuestro feliz estado.
Ahora
valoramos la vida, ahora sabemos que no hay don más preciado
que
la libertad.
En el hemisferio sur nos sancochamos con el calor y el tedio.
Las
gentes desesperadas como ratas buscan como protegerse y alimentarse.
La
gente vive con psicosis
pues
todos piensan tener el virus.
Rogamos
al Dios del cielo:
que
pronto acabe este encierro,
que
volvamos a ser y vivir como antes.
Que
se acabe esta peste,
que
la gente converse,
que
los niños pobres no se aburran,
¡Qué
no se muera la gente como moscas!
De
la noche a la mañana
debemos
adaptarnos,
hasta
que tengamos la vacuna ansiada.
Hay
que tener paciencia,
hay
que enfriar un poco nuestros impulsos,
hay
que aceptar el cambio de buena gana,
aunque
nos cueste.
Nuestros
ruegos el Dios del cielo oiga,
que
los estados adopten las mejores medidas,
y
pronto regresemos a nuestra vida cotidiana.
Mantengamos
la paz;
sino
el miedo y el desasosiego nos matarán antes que el virus.
Autora:
Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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