Mi ángel
ausente
te fuiste en mareas de agosto
y en lluvia copiosa de lágrimas.
En el lecho dijiste tus últimas palabras
tomaste mi mano temblando,
y te fuiste a cielos alados.
Extraño tus ternuras de suave algodón,
tus consejos oro pulido,
y tu sonrisa de cielo y sol.
Oh, madre mía eres el ángel ausente
que siempre vivirá en mi corazón.
Que siempre estará viva en esa casa de mi
niñez.
Baja del cielo,
baja solo un momento.
Todavía hay palabras que en mi bolsillo
se han quedado, atrapadas.
Todavía hay mucha vida que te llama.
Mucho amor que
dormita en mi alma por ti.
Quiero estamparte ese beso dulce
en la frente, que
no te he dado.
Quiero oír tu voz solo una vez más.
Y dejaré partir tu recuerdo contenta,
resignada,
¡Madre, ángel mío te extraño tanto!,
¡Fue tan repentina tu partida!
Edith Elvira Colqui Rojas- Perú-Derechos reservados-copyright ©