© SOY UN PEZ SOÑADOR

SOY UN PEZ SOÑADOR

Busco peces con plumas doradas comprometidas, peces con zapatos de tierra... Este poema lo podéis seguir leyendo en las plataformas que siem...

sábado, 13 de julio de 2019

IMAGÍNATE

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Imagínate (Poema sensual)

Imagínate, yo en tu lecho,
rozando tus viñedos,
deleitándome entre tus naranjos

¡Imagínate!,
yo, tu flor enamorada,
subiendo y bajando por tus escalinatas,
deleitándome en ti a mis anchas.

Imagina, varón indomable,
que soy un ángel te toca tus tules y te hace levitar.
Que trazo líneas en sus pechos
y te hago hipérboles de caricias
y que mis soles de amores llueven en ti.

Imagínate que mis manzanos se fraguan entre tus dedos, 
que de sus aguas de amor te llenas,
y serpentea la pasión en nuestra hoguera y no cesa de flamear.

Imagínate, caballero mío, llegar a lo profundo de mis castillos,
secuestrarme entre tus ramajes,
conquistarme,
quedar saciada yo en tus oleajes;
ser tu diosa divina de coral.

Imagínate que al fin me posees,
que soy tuya
sin reparos,
que naufrago jubilosa en ti.

Autora. Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados


EL JARDINERO Y EL ANCIANO (relato)

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EL JARDINERO Y EL ANCIANO

En una finca, un jardinero regaba  su planta de mangos como todos los días, pero esa tarde, al regar cantando su árbol, escuchó unas risas de niños en la entrada de la finca, no veía nada, pero seguía escuchando a unos  niños jugando y riendo. Se asombró de este hecho y se acercó al lugar, pero no veía nada, así que creyó que era su idea y siguió regando, luego más tarde oyó la voz de hombre en una banca que estaba cerca del árbol, se oía como que se quejaba y decía:- ¡Hay mis hijos me abandonaron, mis hijos y de pena he muero y ahora debo vagar por esta finca que fue mi casa pero que estos malos hijos me arrebataron!
El jardinero se asustó mucho, pues se oía  la voz tan nítida, pero él no veía nada, así que aterrado dejó al manguera  con el agua corriendo y fue a contárselo a su esposa, que era la cocinera de la finca, ella fue al lugar y escuchó muy sorprendida esa voz que decía: ¡mis hijos, me han abandonado mis hijos! y lloraba.
Muy asustados ambos, le contaron todo esto a los dueños de la finca los que no les creyeron y a las 5 pm. de la tarde,  hora en que se oía esa voz, fueron a la banca y la escucharon aterrados la voz lastimera del anciano.
 Entonces los hermanos decidieron vender la finca, pues sabían que era la voz del padre, a quien habían dejado morir solo en el hospital hace un año.
 Pero en cada casa que compraban o alquilaban la voz del viejo se oía por las noches:
-¡Ay mis hijos- mis hijos me abandonaron!
Y tanto les perturbaba esa voz a los hermanos, que  tuvieron que ir a un tratamiento psiquiátrico, porque pensaron que se estaban volviendo locos, pues no dejaban de oír esa voz, hasta que un cura les aconsejó le hicieran una misa al alma del difunto  y que en la misa en su interior le pidan perdón y le lleven flores a su padre fallecido y le echen agua bendita su tumba y luego de esto, recién los dejó de atormentar la voz de su anciano padre fallecido  en soledad.

Autora: Edith Elvira Colqui Rojas Perú-Derechos Reservados



viernes, 12 de julio de 2019

Marcela y sus sueños en otro país


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Marcela y sus sueños en otro país (Relato para taller activo, historias de enmigrantes)

Marcela había decidido salir de Perú, pues en estos tiempos de terrorismo la situación económica estaba muy mala, no había trabajo para su esposo que además era  mayor de edad y andaba enfermo de la diabetes.
Y a pesar que  tenía una pequeña hija de once años, la debía dejar e ir en busca de mejores condiciones de vida.
Es así que se despidió de su familia muy triste y viajó a Italia, pero allí con el escaso dinero que llevó, solo pudo conseguir un trabajo de cuidadora de una anciana a quien deberá hacerle comer, vestirla, llevar al baño, etc.
El sueldo que le ofrecían no era mucho allí, pero para ella estaba bien, pues necesitaba urgente trabajar y enviar dinero a su esposo para sus medicinas y para su hija Lila, que estaba todavía en el colegio y necesitaba muchas cosas y así decidió trabajar fuera de su patria. 

Los hijos de la anciana que cuidaba, eran de mal carácter pero ella los soportaba porque necesitaba el dinero y le había agarrado cariño a la anciana que cuidaba, pues ella le había contado que sus hijos no la querían, que siempre la regañaban, y le dejaban con enfermeras o cuidadoras y que solo venían a decirle cosas feas o pagar a las empleadas y muy pronto se iban, porque según decían estaban muy ocupados.
Pero el trabajo con la anciana era muy agotador, aunque cuando llegaba fin de mes Marcela se alegraba pues le pagaban su sueldo e inmediatamente escribía a sus esposo e hija, les decía que estaba bien  y les enviaba una buena parte de su sueldo a su esposo para sus medicinas y a su hija pasa sus alimentos y estudio prometiéndoles esforzarse para mandarles más dinero:
-Dios mío esta anciana cada día está peor de salud, su cáncer está avanzando, me hace levantar de madrugada, tengo que darle sus remedios, lavar su ropa, cocinarle, hacerle dormir y sus hijos ni la llaman, ni para preguntar por ella y encima este mes  me han pagado solo una parte del dinero, dicen que les ha ido mal en el trabajo, pero yo cada día siento este trabajo más pesado y además necesito el dinero para seguir mandando a mi esposo y mi querida hija-¿Qué hare?- ¿ Si dejo este trabajo quién me dará otro?- Esperaré y si el próximo mes no me pagan, tendré que buscar otro lugar donde trabajar.
- ¡Qué dura es la vida, aquí casi no salgo y solo vivo para trabajar y comer preocupada por sobrevivir. Me estoy acabando la vida en este país y en esta casa que llevo ya dos años y en este país tan lejano y que encima nos discrimina y nos trata como si fuésemos sus empleados o seres inferiores. Pero yo seguiré luchando, porque extraño mucho a mi familia, por ellos soportaré todo, todo...
Marcela  lloraba de impotencia y rabia y decía en su dolor:
- Dios mío, ¡dame valor!, unos tres años más junto plata y regreso a mi patria, extraño a mi hija y temo que mi esposo, de la pena, se vaya agravar de su diabetes,
¡Qué dura es la vida para un enmigrante!
¡Con cuánto sacrificio se sobrevive lejos de nuestro país!

Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados©

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DESTROZADO

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DESTROZADO
Destrozado, 
roto en mil pedazos por los clavos del infortunio,
los rayos de la desgracia perforan mi alma,
¡No, no hay paraguas grande que apacigüe mi pena!

Sentado,
crucificado en el madero de la melancolía me pregunto
¿Qué es el hombre?
¿Por qué en esta vida solo debo comer lágrimas de decepción y traición?

Esta soledad de hierro me mata
me socava, 
¡Los lobos del dolor me derrotan!
¡Vence el arco fúnebre de la muerte!

Mi cabeza es un molino oxidado que da mil vueltas
sin encontrar salida, ni rumbo fijo.

¿Hasta cuándo soportaré el dolor
de haber perdido a mi familia en ese fatídico accidente?

¡Me levantaré!
Soy un hombre, no un trapo sin vida.
Juro que de esta catástrofe 
fuerte y vigoroso regresaré,
¡Somos halcones invencibles, si queremos!

Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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 DESTROYED

Destroyed,

broken into a thousand pieces by the nails of misfortune,

the rays of misfortune pierce my soul,

No, there is no big umbrella that will ease my grief!



Seated,

crucified on the wood of melancholy I wonder

What is man?

Why in this life should I just eat tears of disappointment and betrayal?



This loneliness of iron kills me

it undermines me,

The wolves of pain defeat me!

Overcome the funeral bow of death!



My head is a rusty mill that turns a thousand times

without finding an exit, nor a fixed course.



How long will I endure the pain

of having lost my family in that fateful accident?



I will get up!

I am a man, not a lifeless rag.

I swear that this catastrophe

strong and vigorous I will return,

We are invincible hawks, if we want!



Author: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados

LA BRUJA DEL ÁRBOL (Cuento)








LA BRUJA DEL ÁRBOL (Cuento)

Anoche tuve un sueño fantástico, en lo profundo del bosque me internaba  y un camino misterioso a una casa verde me llevaba.
Era una casa extraña ubicada justo en el centro de la base de un árbol, estaba llena de telarañas verdes y hojas de papaya.
Toqué la puerta y nadie me escuchaba, así que grité más fuerte:
- ¡Hay alguien aquí!
Entonces una voz ronca me dijo muy molesta:
¿Quién osa tocar a estas horas mi puerta?

Era una bruja muy fea llena de verrugas y con un vestido negro andrajoso que al verme me sonrió, pero yo notaba que era una risa fingida.
Me invitó a pasar amablemente
me dijo que me sentará que me iba a invitar una sopa
y yo inocente la creía tan buena,
pero algo había en ella que no me gustaba
 así que fui a su cocina despacito a ver que tramaba y la escuché decir:
-¡Ja, ja le daré a esta niña mi pócima embrujada,
 quedará muy seca como una rama y en un dos por tres me la comeré como una rana!

En el acto salí despavorida de esa casa  pero la bruja al ver que huía detrás de mí corría subida en su escoba alada. Yo apretaba el paso muy asustada y al llegar a un río que no podía cruzar, me eché llorar, pues mi suerte estaba cantada, pero de sus aguas salió un viejo anciano que me dijo:
-Hija no llores, soy el anciano mágico de las aguas y te defenderé de ese bruja malvada, le haré uno de mis hechizos y quedará convertida en rana y  cuando la bruja  apareció para atraparme, el anciano levantó su vara de palo y convirtió a la bruja en una rana morada, muy fea pero con cara humana.

Yo me alegré que la bruja ya no me atrapara y agradecí al anciano su ayuda y la bruja se quedó viviendo en los pantanos solitaria, pues los sapos verdes se asustaban de su piel morada.

Así terminó mi sueño y me desperté agitada, mi madre me preguntó qué me pasaba y le dije soñé con una bruja convertida en rana morada y mi madre de la risa se mataba y me dijo: hija solo es un sueño de realidad lejana.

Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados©

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ANCIANOS EN LOS ASILOS OLVIDADOS

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ANCIANOS EN LOS ASILOS OLVIDADOS
Ancianos en los asilos olvidados,
como rocas, como piedras, que no sienten nada,
¡Pero ellos sienten!
Sienten el garrotazo del olvido,
sienten el hielo frío del abandono,
sienten la falta de amor de sus hijos y familiares.

Miran todos los días por esa puerta,
a ver si alguien los visita,
sus ojos perdidos en la nada,
sus estómagos vacíos de  ternura.
Atendidos por personas que no los quieren,
que les atienden en todas sus necesidades,
pero que no les dan el calor de la sangre de sus vástagos.


Ancianos
que esperan la muerte,
que pasan sus días en tumbas de silencios,
en terremotos de dudas:
¿Que hice para que me traten así?
¡Acaso comida, techo, educación, a mis hijos no di?
¡Qué hice yo para merecer este martirio cruel!
"Soy una piedra olvidada
y solitaria
sin luz ni calor de hogar,
entre paredes frías y gente que no conozco,
mejor me valiera morir que vivir así,
esto no es vida para mí"

El anciano del asilo de la calle diez
ayer murió,
en una tumba fría expiró,
nadie sus últimos restos veló,
en mustio abandono su cuerpo se enterró.


Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados©
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IMPACIENCIA

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IMPACIENCIA
¿Porqué tanta impaciencia contra los ancianos?
¿Por qué si no oyen algo, renegamos?
¡Por qué cuando se ensucian el vestido
alimentándose, les gritamos!
¿Acaso que ellos nos atendieron de niños
no nos acordamos?
¿Acaso cuando lavaban nuestros pañales nos gritaban?
¿No recordamos que  cuando no había lo suficiente en el hogar,
muchas veces, por nosotros dejaron de vestir y de comer?

Recuerda la vida da vueltas,
y quizás a nosotros mañana nos den el mismo trato.

¡En los asilos no los abandonemos!

Ellos son nuestro árbol de sabiduría y bien,
y como tal debemos venerarlos.

Ellos un día por nosotros, duro por la vida lucharon,
no merecen el desprecio de nuestros clavos.
De amor y comprensión debemos rodearlos.
Besar sus manos trabajadoras que por nosotros se rajaron;
besar su frente arrugada que por nosotros tanto se preocuparon.

Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados©