EL JARDINERO Y EL ANCIANO
En una finca, un jardinero
regaba su planta de mangos como todos los días, pero esa tarde, al regar
cantando su árbol, escuchó unas risas de niños en la entrada de la finca, no
veía nada, pero seguía escuchando a unos niños jugando y riendo. Se asombró de este
hecho y se acercó al lugar, pero no veía nada, así que creyó que era su idea y
siguió regando, luego más tarde oyó la voz de hombre en una banca que estaba
cerca del árbol, se oía como que se quejaba y decía:- ¡Hay mis hijos me
abandonaron, mis hijos y de pena he muero y ahora debo vagar por esta finca que
fue mi casa pero que estos malos hijos me arrebataron!
El jardinero se asustó mucho, pues se oía la voz tan nítida, pero él no veía nada, así
que aterrado dejó al manguera con el agua corriendo y fue a contárselo a su
esposa, que era la cocinera de la finca, ella fue al lugar y escuchó muy sorprendida
esa voz que decía: ¡mis hijos, me han abandonado mis hijos! y lloraba.
Muy asustados ambos, le contaron todo esto a los dueños de la
finca los que no les creyeron y a las 5 pm. de la tarde, hora en que se oía esa voz, fueron a la banca
y la escucharon aterrados la voz lastimera del anciano.
Entonces los hermanos decidieron
vender la finca, pues sabían que era la voz del padre, a quien habían dejado
morir solo en el hospital hace un año.
Pero en cada casa que compraban
o alquilaban la voz del viejo se oía por las noches:
-¡Ay mis hijos- mis hijos me abandonaron!
Y tanto les perturbaba esa voz a los hermanos, que tuvieron que ir a un tratamiento psiquiátrico,
porque pensaron que se estaban volviendo locos, pues no dejaban de oír esa voz,
hasta que un cura les aconsejó le hicieran una misa al alma del difunto y que en la misa en su interior le pidan
perdón y le lleven flores a su padre fallecido y le echen agua bendita su tumba
y luego de esto, recién los dejó de atormentar la voz de su anciano padre
fallecido en soledad.
Autora: Edith Elvira Colqui
Rojas Perú-Derechos Reservados
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