¡Pobre anciano, congelado por el hielo de la soledad!
¡Pobre anciano, sufriendo el frío de la indiferencia!
Pobre anciano, sintiendo hambre y sed de ternura.
¿Alguien te alcanza una colcha de consuelo?
¿Alguien vela tu sueño cuando tienes miedo?
Se congelan en las horas
esperando la visita de sus familiares y amigos,
se congelan sus sueños esperando el calor de sus hijos.
Siente frío, en las manos en la cara, en los huesos, en el alma.
Un día quedarás completamente congelado
a esta vida,
y quizás los que no te consolaron,
quedarán con la conciencia intranquila.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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