© SOY UN PEZ SOÑADOR

SOY UN PEZ SOÑADOR

Busco peces con plumas doradas comprometidas, peces con zapatos de tierra... Este poema lo podéis seguir leyendo en las plataformas que siem...

miércoles, 11 de septiembre de 2019

A MÍ, COMO A TI (poema de inclusión social)






 TI A MÍ, COMO A TI (poema de inclusión social) 

A mí, como a ti,
me han llovido rocas de melancolía
por las sienes.
A mí como a ti,
se me ha pegado el satén del llanto
y no ha parado hasta la tarde.

Yo, como tú,
mordí polvo de mil angustias
en noches de desvelos,
¡Almorzando llanto, sobre llanto!

¡Mírame, somos  humanos!
Lloramos en el mismo abismo existencial,
reímos en las mismas flores,
pisamos la misma tierra muerta.

¡Sí, yo comí decepción y llanto!
Pero también acarició el sol en mi ventana, varias veces,
¡No te engaño, me muestro tal como soy!

A mí también me mordieron los perros de la rabia,
y se estremecieron mis carnes de la impotencia.
A mí también me fatigo el sol de la faena diaria;
yo también pequé.

Somos tierra de la misma tierra,
polvo del mismo polvo,
humanidad de la misma humanidad.
¡Dios nos creó iguales, de la misma especie!

Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados

LA NOCHE EN EL CAMPO


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LA NOCHE EN EL CAMPO

La noche en el campo
se viste de ramas secas de amargura;
mil estrellas
tratando de aplacar su llanto,
pero su voz
se tiñó en azul quebranto.
Ni el grillar de los grillos
logra calmar su soledad de diciembres muertos.

Noche en el campo
que en deslucidos sones me habla de un amor del ayer,
de un sol que se quebró en mil pedazos,
de una luna que no quiere aparecer;
y una gualda que no quiere florecer.

Noche callada
sin voz;
noche, sin alma.


Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados

ALGO DE MÍ




ALGO DE MI (Homenaje a Camilo Sexto)

ALGO DE MÍ
Imagen relacionada
Algo de mí se muere,
cuando la tarde se aleja en ocasos de pájaros muertos,
algo en mí se agita
si el sol ya no entra por mi ventana.

Mariposas de duelo
se posan en mi cuarto,
yo las espanto con mis remos largos
pero sus alas son de hierro
y vencen la batalla.

Algo de mí me dice
que ya no volverás,
algo de mí me dice,
que has dejado de quererme.
Una lágrima de rocío
corre por mis mejillas temblorosas.

Algo de mí
se hizo piedra ,
piedra dura e insensible,
desde que tu voz ya no besa
mis palacios;
desde que tus pisadas
de mis patios volaron.

Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados


martes, 10 de septiembre de 2019

VIVO LA VIDA FELIZ (sonetillo)



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VIVO LA VIDA FELIZ (sonetillo)
Vivo la vida feliz, en rosados esplendores, ¿por qué no ver sus colores? ¿y no solo su desliz? Yo disfruto su cariz, apreciando su favores, y aunque soy una aprendiz, me empapo de su sabores. Viviendo cantando, sueño, viviendo soñando, vivo; soy paloma ilusionada. Pongo el tesón y el empeño, vivir feliz, mi objetivo: tengo sol en la mirada.

Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados

Figura derivación: vivo, viva, viviendo

.
TEMA: ¿Por qué no?
.
FORMA: Sonetillo en octosílabos.
.
RIMAS: Consonante: abba abba cdc dcd / cde cde.
.
-Sin asonancias entre las rimas.
.
FIGURA: Derivación.
de la misma familia léxica. Misma raíz:
Queso, quesera, quesería.

HUBO UN HOMBRE TACAÑO (quintillas)




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Hubo un hombre muy tacaño,
que no compartía nada,
muy desconfiado y huraño,
que de su sombra dudaba,
no daba a nadie, peldaño.


Un día salió a la calle,
y dejo todo cerrado,
con cuidado, con detalle;
desconfiaba demasiado
que alguno sus bienes halle.


De pronto una voz se oyó:
"Aquí sufrimos incendio
nuestra casa se quemó;
para el viejo un estipendio,
todo, todo, lo perdió"

El viejo no lo creía,
pues se moría de miedo
y llamó a la policía,
que no le dio ni un viñedo;
su corazón se afligía.

Estaba desesperado,
y muy triste por su dinero,
lloraba desconsolado,
por su amigo compañero,
que mal lo había dejado.

Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados








EMILIA EN LAS NUBES DEL AMOR

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EMILIA EN LAS NUBES DEL AMOR- Relato

Ella era una típica joven que vivía sola en un apartamento del centro de la ciudad.
Había dejado a su familia allá en México y se había ido a vivir a New York. Era alta  delgada, con una figura bella, de buena educación y mentalidad abierta.

Emilia era modelo y como toda modelo, cuidaba mucho su alimentación y su arreglo personal, había tenido enamorados ocasionales pero nunca se había enamorado, pues buscaba un tipo que se amolde a su tipo de vida, la acepte como ella era, no sea celoso, la entienda, apoye y quiera estar siempre con ella. Muchos hombres  admiradores le enviaban peluches, rosas, pero ella las tomaba, agradecía, pero no acudía a las citas que le proponían junto con esos regalos.

Un día que había terminado su sesión de fotos, saliendo del estudio se topó con un hombre de contextura mediana, blanco  y que llevaba unos lentes que lo hacían ver interesante.
-Disculpe señor- Le dijo ella
-Disculpe usted señorita, no la vi, lo lamento, ¿Está usted bien?
-Sí. Sí, no se preocupe, llevo prisa, perdone
y se fue presurosa a su casa, aunque el recuerdo de ese hombre, no sabía por qué, había quedado prendido en su memoria.

-Emilia se disponía a dormir cuando sonó el teléfono:
-Señorita Emilia, buenas noches  lamento llamarla a esta hora pero le comunico que mañana deberá llegar muy temprano, pues vendrá un nuevo cliente que necesita fotos de modelos para su próxima campaña de perfumes.
Emilia estaba cansada pero accedió al pedido de su jefe-Esta bien Don Manuel me presento mañana a las ocho en punto
-Así me gusta Emilia, no debemos despreciar estas oportunidades que traerán excelentes réditos para mí y para ti. Te espero entonces temprano.

El reloj sonaba a rabiar y Emilia aún no se despertaba, pero el ruido persistente terminó por sacarla de la cama,  se hizo el aseo personal apresuradamente, tomó solo un vaso de leche y se cambió con un vestido rojo y unos tacones negros altos. Se maquilló  rápidamente pues ya iban a dar las ocho y salió disparada de su casa.
Al llegar al estudio de fotos, se percató que aquél hombre con el que se había tropezado el día anterior hablaba con su jefe y le dio curiosidad de saber quién era, así que se acercó como para reportarse su jefe, aunque en verdad quería cerciorarse si efectivamente era él.
-¡Hola Emilia!, mira quiero presentarte al señor Juan López el gerente de la perfumería Rosas Fragantes, quién nos ha solicitado fotos de modelos, tú eres la primera así que a alistarte - Juan Pérez al ver a Emilia nuevamente se siente complacido le extiende la mano saludándole- Mucho gusto señorita  Emilia, yo soy Juan Pérez, gerente de la perfumería Rosas Fragantes y su atento servidor.
Emilia se quedó impactada que un gerente de una empresa la salude tan cortésmente y devolvió el saludo con una sonrisa de aprobación- Buen día señor Juan López, ojalá le guste la sesión- Pues  seguro que sí señorita si es usted la que va a modelar, es seguro que me agrade-
Ante estas palabras Emilia se sonrojó y dando un suspiro  se retiró a  realizar las sesiones de fotos.

Emilia lucía muy bella y elegante y posaba con mucho profesionalismo para las fotos, llevando siempre en sus manos los diverso perfumes de la marca Rosas Fragantes, Juan la veía muy extasiado y ella se daba cuenta que la miraba embobado.

Terminada la sesión de fotos Emilia se dirige a su casa, no sin antes agradecer a Juan, a su jefe, por haberse sentido tan cómoda en esa sesión. Juan al verla salir la sigue detrás. Emilia caminaba muy rápido, así que apura el paso  y la logra alcanzarla - ¡Señorita Emilia!, disculpe, he quedado muy complacido con su trabajo y  he pensado en invitarla almorzar, qué dice, ¿acepta usted por favor?- Emilia se queda muy sorprendida por esta oferta pero se sentía muy feliz esa tarde por su trabajo y el buen trato que él y su jefe le habían dado y acepta, además Juan no le era indiferente así que fueron   restaurante cercano del centro de la ciudad. Allí dialogaron muy amenamente, había química entre ellos, las burbujas de al amor flotaban en el aire entre estos dos seres desconocidos que se atraían mutuamente... (continuará)

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Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados 
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CUANDO QUIERO TOCAR EL CIELO

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CUANDO QUIERO TOCAR EL CIELO

Mi mano se hace pequeña cuando quiero tocar el cielo,
me estiro, y me estiro, lo más que puedo;
cuando los sueños son altos
pequeñas resultan nuestras manos para poder alcanzarlos.

Me paro de puntas,
busco una escalera,
quiero sentir en mis yemas
la suavidad de un sueño cumplido,
saboreado, 
vivido.

No hay sueño que no alcance con mi barca persistente,
debo concentrarme, 
en cuerpo, 
alma y mente.

Ya toco la luna con mis dedos,
ya huelo el sabor de las nubes de la gloria;
mis velos soñadores ilusionados,
lograron la celeste hazaña.


Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados

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