Que los bucles de las risas perduren
que ninguna piedra dura los triture.
La risa, bala poderosa,
destruye los tules grises,
sus perfumes
calman el telar interior.
Qué la risa explote
en las ollas,
que su canto jubiloso
traiga luz,
que sus melenas amarillas,
sol de enero,
inunden el mundo entero.
Planta sus hojas verdes
en tus ventanas
y verás su dulce trinar
en tus fontanas.
Autora Edith Elvira Colqui Rojas Perú Derechos reservados
Nota: en mis momentos tan aciagos de dolor, la risa ha sido mi aliciente y sostén, junto a la mano de Dios.