1- Hoy te recuerdo madre tan querida,
cuando veo los
cielos tan azules
y diviso tu lindo
rostro en tules
¡Me siento niña frágil y
sentida!
Tu amor siempre será luz encendida,
todo lo negro, tú desarticules,
y todas mis nostalgias las anules.
¡La funesta amargura revertida!
Madre tu nombre vuela entre pájaros
en aromas de nardos y jazmines
entre los insondables océanos.
Ya destellan tus hechos, tan preclaros,
cual elegantes, bellos querubines.
¡Tú les brindaste todo, a mis hermanos!
2-
Tus besos se grabaron en mi mente,
son faros tan sublimes en mis noches,
manantial, pura miel, en sus derroches,
y consuelan mi pena diariamente.
Al buen Dios yo le pido solamente,
alejarme de todos los fantoches
que enervan mi tristeza con sus broches,
y no me dejan ver tu rostro ausente.
Sí, madre tu recuerdo no se muere,
vive en todos los poros de mi ser,
me cerca como un muro inquebrantable.
Quisiera que tu
cielo lindo abriere
su cerrojo tan negro
y pueda ver
tu terso rostro, límpido y bello.
3.-
Tus caricias me duelen, cual herida,
porque los siento cerca de mis lares,
en esta casa, en todos los lugares,
pues en mi corazón está cosida.
Hoy siento la esperanza tan perdida,
me asaltan esos lúgubres pesares,
que si vinieras pronto la borrares,
sería la nostalgia revestida.
Madre amada, te quiero, demasiado,
y para ti yo he construido, bellos versos,
que te ensalcen ¡oh, madre tan bendita!
En mis jardines verdes he sembrado,
gardenias, tulipanes
muy diversos,
por ellos, tu presencia, ¡sí transita!
4-
Me dejaron dolida gravemente,
y tejieron los mantos solitarios,
que hacen llorar mis frágiles sagrarios,
¡necesito madre, de tu fuente!
Quiero que tu ternura me alimente,
que suenen otra vez los campanarios,
de tu voz, y ya brillen los lararios
que contienen tu espíritu presente.
Madre ven, por favor, por ti, desespero,
ya tengo el corazón en carne viva,
y mis sentidos yertos, no responden.
Me urge tenerte y creo que me muero.
Sin ti, madre me veo cual furtiva
mariposa, con alas que se esconden.
5.
Me ahoga en cruel nostalgia tu partida
quiero tomar la copa del olvido,
que yo misma, con pena, me he servido,
¡Ay, madre, estoy en llantos tan sumida!
En vano busco replantear huida,
pues mi mundo se convirtió en gemido,
miles de lágrimas por ti he vertido.
Madre vuelve, sin ti, yo estoy perdida.
En tus manos
benditas hallé paz,
me acariciabas presta los cabellos,
me alentabas con holgados aplausos.
Tu vida fue un
lucero muy fugaz,
se cerraron tus ojos negros bellos,
tus rastros son esbozos muy difusos.
6.-
Me ahoga, en cruel nostalgia, tu partida,
pues hoy sangra
profusa toda mi alma,
sintiendo que jamás veré
yo, calma;
pues yo camino ¡tan adolorida!
Sí, camino sonámbula, perdida,
¡Siempre, siempre te llevo entre mi palma!
Y tu ausencia me hiela y me desalma,
¡Madre, cuánto lamento tu partida!
Quisiera aprisionar todo el pasado,
quisiera retenerlo entre mis dedos,
para poder volver a verte, ¡madre!
Todo lo bueno y grato nos has dado,
tú borraste, en un zas, todos mis miedos,
¡Pero tú me dejaste con mi padre!
7.-
Siento en mi corazón, ya solamente,
sentidas penas, lágrimas y llantos;
las anchas amarguras y quebrantos,
me lastiman en
mirada tan ausente.
Madre, yo te espero inquieta, tan valiente,
por muchos años ¡ya no sé ni cuántos!
Hace tiempo no veo tus encantos;
solo escucho el hablar de tanta gente.
Plantaré un verde abeto en mi jardín,
que le dé fresca sombra a todo ser,
y me dé su consuelo y compañía.
No pensaré jamás en nada
ruin,
con otras armas tengo que vencer,
¡Si volvieras
contenta al fin sería!
8.-
Lamento, ¿Por qué estás en otra vida?
Solo de las nostalgias se vivir,
¿Sin ti, para que quiero mi existir?
Madre, eres tú mi
lluvia fenecida,
Mas veo mi esperanza muy perdida,
¿En verdad, tú podrás por mí venir?
¿Me podrás tú, de nuevo consentir?
Te veo solo en polvo convertida.
Sí, allí tú estás, en tumba, tan inerte,
tu bello corazón, así no late;
jamás escucharás ya mis lamentos.
¿Cómo, con ésta sombra, podré verte?
Madre, no verte, es álgido combate,
¡Yo quisiera construirte monumentos!
9-
¡Ay, madre, yo te amé profundamente!
En mi pecho te tengo retratada,
eres mi blanca madre idolatrada;
la rosa más querida de mi fuente.
Todo lo que te dé no es suficiente,
Tú mereces la cinta más dorada,
y siempre la medalla más preciada,
Madre te califico de ¡excelente!
Presta, tú, me cuidaste, en mi niñez,
me alimentaste, tierna madrecita,
con extrema dulzura, con cuidado.
Me dabas ricas sopas, ¡Candidez!
¡Sí, yo comí, de mano tan bendita!
Te agradezco tu amor tierno, acendrado.
10.-
Me alivian tus consejos repartidos,
“Hija come, levántate es muy tarde,
sé humilde y no hagas tú alarde”
¡Madre cuántos proverbios ya vividos!
Mantienes mis hermanos reunidos,
como leña que a fuego vivo arde,
¡Que tu presencia siempre nos resguarde
de los hechos aciagos tan temidos!
El mundo aquí es
frío desabrido,
no se interesa nada por mi ser,
Parece que ni ve, si como, o duermo.
Madrecita, ya vuelve, te lo pido,
¿Ves?, ¡Nadie como tú me puede ver!
Madre sin ti, mi vida es puro infierno.
11.-
En amenas tertulias hogareñas,
se compartían, panes, leche y amor.
Y ese potaje rico en buen
sabor
que tú servías bien, ¡y tan risueña!
Todo me acuerdo, ¡puedo hacer reseña!
Allí no descansaba, el pan de amor,
ni había cara negra del pavor;
yo fui feliz en casa muy pequeña.
En la tarde jugaba con muñecas,
con todas mis amigas en la sala,
¡Tú siempre con tus ojos vigilabas!
Hoy esos bellos tiempos, hacen muecas,
se apagaron sus luces y su gala;
¡Te busqué por la casa y tú no estabas!
11-
Esa alegría grata, peculiar
me enseñó a saber vivir la vida,
siempre contenta, siempre positiva,
¡Al mundo siempre el bien, le voy a entregar!
Madre tú sí sabías ofrendar
la enseñanza preciosa muy curtida,
que lavaba penares y su herida,
¡Oh, madrecita siempre te he de amar!
En las fiestas bailabas contenta,
tenías gran talento y mucha gracia,
te aplaudía la gente emocionada.
Y con los invitados, ¡tan atenta!
Hacías bocaditos
con audacia,
¡Madre no te reclamo ya por nada!
12-
Los momentos felices compartidos,
jamás se borrará de mi persona,
¡Tu madre, te mereces la corona,
por todos esos bienes repartidos!
Nunca me olvidaré años tan festivos,
pues en todas sus notas, te menciona,
y jolgorio, alegría me ocasiona,
¡Madre yo veo allí tus trazos vivos!
Ya me levantaré de la nostalgia,
y me sacudiré todas sus alas;
¡Madre a ti yo prometo, superarme!
No me visitará la cruel neuralgia,
y seré tan inmune, contra balas,
¡No, ellas nunca podrán jamás ganarme!
13.-
Oh, madre, tu recuerdo a mí me enseña,
a vivir con valor y suma entrega
a vivir positivos en la brega.
No en dolor, en la queja, ni en la greña.
A ser una persona que desdeña
lo malo y sus defectos los repliega,
para dar lo mejor de su bodega,
con ánimo y mirada
muy risueña.
Madre tu luz, será mi níveo faro
puro, ilumine todos mis senderos
y de seguridad a mis caminos.
Por ti lo veo todo
blanco y claro,
tú haces mis pasos prestos y ligeros,
¡Camino entre consejos tan divinos!
14.-
Con desvelo a luchar y trabajar,
tú me enseñaste, ¡madre tan querida!
A no darme jamás, nunca vencida;
ofrecer nuestro día y madrugar.
Emocionada gracias te he de dar;
dejaste mesa tersa
bien servida,
¡Tú eres toda dulzura florecida!
¡Por madre encantadora, voy a brindar!
Saquemos todas nuestras copas nuevas,
y brindemos por esas madres lindas
que se dan con pasión y con entrega.
Brindemos superando nuestras pruebas.
¡De su amor y consejo no prescindas!
Que siempre estén contigo: a Dios tú ruega.