¡Ay, padre santo!
recuerdo claramente
todos los consejos,
El amor que me brindaste desde niña.
Los cuentos rusos que me comprabas
las canciones que me enseñabas
cómo me estimulabas en el deporte
y todos las ofrendas de amor
que regalaste para mí
y mis ojos se llenan de lágrimas de ternura,
¡Cuánto por tus hijos trabajaste!
Ahora descansas en la casa que antaño
que me vio crecer.
El tiempo traicionero
no podrá arrebatarme jamás los bellos recuerdos que pasé junto a ti.
Vivirás siempre en mí.
Te estamparé un beso en la frente y te engreiré
eres lo único que me queda luego de la partida de mamá.
que me vio crecer.
El tiempo traicionero
no podrá arrebatarme jamás los bellos recuerdos que pasé junto a ti.
Vivirás siempre en mí.
Te estamparé un beso en la frente y te engreiré
eres lo único que me queda luego de la partida de mamá.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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