¡Ved a Jesús blanco Lirio,
suspendido entre los niños!
Ved, sus rostro alegre
entre tanta carita inocente,
Ved, con que cariño les habla
del cielo y sus maravillas.
Ved cuánta ternura brota de sus ojos
al contemplarlos.
Es claro que a Jesús le encantaban los niños,
les aconsejaba y acariciaba con ternura.
En sus labios, las lecciones eran pura dulzura.
Su palabra decía:
"Dejad que los niños vengan a mí
y no los impidáis
porque de los que son como ellos es el reino de los cielos"
Sí, bendito Jesús, amabas a los niños
porque veías su inocencia para el mal,
su sinceridad al responder,
su corazón tan leal.
Jesús concédeme tener el alma como los niños:
libre de maldad, con ojos de inocencia,
con mucha alegría y bondad.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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