Oye mi ruego Tú, Dios que no existes,
y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas
sin consuelo de engaño. No resistes
a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas,
más recuerdo las plácidas consejas
con que mi ama endulzome noches tristes.
¡Qué grande eres, mi Dios! Eres tan grande
que no eres sino Idea; es muy angosta
la realidad por mucho que se expande
para abarcarte. Sufro yo a tu costa,
Dios no existente, pues si Tú existieras
existiría yo también de veras.
Miguel de Unamuno.
SI DIOS NO EXISTE, SI DIOS ES LA NADA
Y si no existe Dios, señor poeta,
pues de donde salieron las bondades
del hermoso planeta y de sus jades,
¡El mueve el mundo como marioneta!
Es su sabiduría que te reta,
son de ternura plena sus beldades
donando tanto amor y rosedales;
¿Insistes mi varón con tu saeta?
Y cómo puede ser la nada así:
¡Velando por la casa tierra y mundo!
Fabricando el aliento de la vida.
Su presencia aletea por aquí,
es el rey de los cielos e inframundo;
¡Dadivoso en su mano, amor anida!
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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