Carta de una niña a los reyes magos
Queridos reyes magos:
Soy una niña llamada Juanita, tengo ocho años y para este año no quiero, esa muñeca Barby, que les pedí.
Mejor quiero, que lleven en sus bolsas, muchos juguetes y alegría para los niños pobres y los niños en guerras, que todo el tiempo la pasan mal. Sin disfrutar de su niñez.
Quiero que les den alegría a esos niños que viven aterrados por las bombas en su país, que no pueden ir a los colegios tranquilos y que sus padres tienen que trabajar muy duro para conseguir el pan.
Reyes queridos, quiero que no se olviden de los niños de Venezuela, pues veo en la televisión, que no tienen que comer, ni vestir y algunos están enfermos. Llévenles algo de ropa. Yo tengo en mi ropero, ropa que no me queda, llévensela toda.
Y a esos niños del África, que están tan delgados, porque ni comen a veces,
también les regalo mis paletas y chupetines y mis galletas navideñas favoritas.
Me duele mucho verlos así.
Oh, reyes benditos que tienen mucho oro en sus bolsas, repártanla también a los niños de los países que viven con las justas.
Díganle al niño Jesús que haga el milagro de suavizar el corazón de los adultos y gobernantes para que compartan con los niños que no tienen para vivir.
Soy niña y, ¡Me duele tanto verlos así!
Ojalá reyes queridos, esta navidad, ellos puedan sonreír, contentos y en paz, aunque sea solo por un día.
Soy una niña llamada Juanita, tengo ocho años y para este año no quiero, esa muñeca Barby, que les pedí.
Mejor quiero, que lleven en sus bolsas, muchos juguetes y alegría para los niños pobres y los niños en guerras, que todo el tiempo la pasan mal. Sin disfrutar de su niñez.
Quiero que les den alegría a esos niños que viven aterrados por las bombas en su país, que no pueden ir a los colegios tranquilos y que sus padres tienen que trabajar muy duro para conseguir el pan.
Reyes queridos, quiero que no se olviden de los niños de Venezuela, pues veo en la televisión, que no tienen que comer, ni vestir y algunos están enfermos. Llévenles algo de ropa. Yo tengo en mi ropero, ropa que no me queda, llévensela toda.
Y a esos niños del África, que están tan delgados, porque ni comen a veces,
también les regalo mis paletas y chupetines y mis galletas navideñas favoritas.
Me duele mucho verlos así.
Oh, reyes benditos que tienen mucho oro en sus bolsas, repártanla también a los niños de los países que viven con las justas.
Díganle al niño Jesús que haga el milagro de suavizar el corazón de los adultos y gobernantes para que compartan con los niños que no tienen para vivir.
Soy niña y, ¡Me duele tanto verlos así!
Ojalá reyes queridos, esta navidad, ellos puedan sonreír, contentos y en paz, aunque sea solo por un día.
Autora: Edith Elvira Colqui
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