Aquí me tienen crucificada en las cuerdas de la medicina,
con algunos perros de miedo y lechuzas de malestar.
Mi cuerpo está cansado de noches sin dormir y agujas de tedio.
Me aferro al Dios del cielo y sigo en la lucha.
¡Qué noche tan larga me regala el destino!
Pero mi lámpara de fe Jesucristo está a mi lado y cuida los velones de mi cuerpo.
Yo sé que su luz no merezco, pero a su misericordia de azúcar apelo y cruzo los dedos para que la medicina amarga, haga su trabajo.
De la vida ya he gustado sus infinitas dulzuras y quizás sea el justo momento de recibir sus agrias hierbas. Yo solo clamo a su piedad inmensa y espero, en el banco silencioso y mudo de los impávidos.
¡Dormiré!, Hay que mantener la paz en días oscuros.
Autora Edith Elvira Colqui Rojas -Perú-Derechos reservados
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