Defendamos a la mujer
Defendamos a la mujer,
sus pétalos, sus rosas,
y sus peinetas vaporosas, sus amables servilletas.
La mujer no es una roca
es una delicada rosa,
no es una muñeca sin alma cierta,
es piel sensible despierta.
La mujer no es un objeto
es un jardín lleno de flores bellas,
a la mujer no se le golpea
se le mima y respeta.
La mujer hoy
es una montaña empoderada,
dentro y fuera del hogar
brilla su flama.
La mujer es el sol del hogar
el motor que lo impulsa.
La mujer es la madre abnegada,
la esposa sacrificada.
La mujer es la empleada, la obrera,
la jefa o presidenta,
es una puerta de sabiduría abierta,
un cañón con la boca dulce despierta.
Autora Edith Elvira Colqui Rojas Perú Derechos reservados
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