Soledad sin luz (para las personas que sufren enfermedades terminales)
La luz se apagó para mí,
sola mastico
las rebanadas del llanto,
se desvanece el azul de mi canto.
Cargo mil cruces de quebranto
en esta cama, nicho compungido
y olores de fármacos,
sudo frío.
Nadie advierte mi congoja,
estoy sola como un pájaro triste
sin alpiste.
Pero el altísimo
brilla en mi lecho aciago,
sus ángeles guerreros me envía,
sostiene mi alma, la fortalece
y puedo pasar las aguas de la muerte.
Tranquila, espero
el tiempo de la redención,
cuando el señor retenga su mano
y envíe su rosa sanadora.
Saldré entonces de la boca del infierno
con túnicas blancas,
y regresaré a mi hábitat,
como luz nueva, sin mancha.
Autora Edith Elvira Colqui Rojas Perú Derechos reservados
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