EL BÁCULO DE LA PLUMA
Afinemos el báculo de la pluma,
recortemos los retazos que sobran,
pongámosle la corona de la razón y la no razón
a su pájaro cabeza.
En su botón animal
sembremos acuarelas,
hambrientas plumas y lentejuelas.
En la ceniza de su verbo
juguemos a ser niños,
en el sol de sus hebras
saboreemos las jugosas blusas del poema.
En sus peces y ballenas
inventemos nuevos teoremas
y por la curvatura de su enigma
aterricemos lunas nuevas.
Descubramos en su apetitosa manzana
el neón del asunto,
la eureka poética
perdida.
Abramos las bombillas satinadas
de sus letras,
y en el zumbido erguido de sus metáforas
aprendamos
a ser lectores con radares.
El efluvio del poema
es un río cristalino,
un océano sin mancha original,
un paraíso perdido, encontrado.
Cobíjense todos
bajo el báculo de la pluma
y hallaréis consuelo
para sus almas.
Liben
sus granadas apetitosas,
sus icónicos labios,
sus pepas de absurdo,
su humilde choza,
su botón fulgurante,
su canasto verbo.
La pluma desvelada
atraviesa
el mar rojo,
sus jinetes rojos lo secundan,
con su báculo osado
logran la colosal hazaña,
besan la comisura de los labios
de la tierra prometida.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú
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