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SOY UN PEZ SOÑADOR
Busco peces con plumas doradas comprometidas, peces con zapatos de tierra... Este poema lo podéis seguir leyendo en las plataformas que siem...
sábado, 29 de diciembre de 2018
Tercer puesto en concurso de Poética Clásica
MARITA (Minicuento navideño)
CONCURSO NAVIDEÑO: MINI CUENTO
Marita
Marita, era una tierna niña huérfana de ocho años
que aun creía en la magia de la navidad, a pesar que la gente en su ciudad
pensaba que era algo pasado de moda, pues ya ni sus casas adornaban.
Una
noche, cuando nevaba reciamente, sale de su casa a rezar frente al árbol
navideño que habían colocado en la plazuela.
Rezaba
de rodillas por los niños pobres, sin tener ella misma ni que comer, por sus
padres difuntos y por la paz del mundo.
Tan largas fueron sus
oraciones que no se percató que la hora avanzaba y por el frío atroz su cuerpo
había quedado congelado.
La gente sorprendida la
llevó a enterrar con desgano.
Pero
ella en la otra vida se convirtió en un ángel dorado que junto a otros ángeles
de las bondades del cielo disfrutaba y además ayudaba al mismo Jesús llevando
alegría los niños pobres en navidad.
Contenta,
se ponía sus mejores galas y entraba por las ventanas volando; dejando
caramelos, regalos y algunos víveres para la cena familiar.
Y
así, Marita dejó su vida de penas y soledad propias de su orfandad, para ir a gozar del cielo y su benignidad.
Autora:
Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
CAMPANAS DE NAVIDAD (Poema navideño)
.
Campanas
de navidad
Toquen jubilosas
din don dan, din don dan
Campanas de navidad
nuestro señor ha nacido ya
¡Toquen su din don dan!
¡Es navidad¡
Toquen jubilosas
din don dan, din don dan
Campanas de navidad
nuestro señor ha nacido ya
¡Toquen su din don dan!
¡Es navidad¡
Campanas de navidad,
anuncien que el salvador del mundo,
en el pesebre está.
Con sus cantos alegres
el mundo brillará.
Campanas de navidad
Muévanse al ritmo
de la festividad.
Agiten las cuerdas
y toquen
en un frenético din don dan.
Anuncien a la gente
Que la misa de gallo,
Ha empezado ya.
¡Que vayan todos
al Niño Dios adorar!
Campanas de navidad
alegres jubilosas,
a repiquetear
din don dan,
din don dan,
¡El rey del mundo nos viene a salvar!
*Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú
viernes, 28 de diciembre de 2018
LA DAGA DEL AMOR (Dodecasílabos con acentos en 2, 5, 8 y 10)
La daga atraviesa, con suma certeza
el alma sufrida, de amor recubierta
y deja su marca de magra tristeza
¡Amar cuesta mucho, su flor desconcierta!
Sumida en su llanto, nos muestra su pieza,
exhibe en sus orlas la pena desierta
de niño asustado con tez de flaqueza;
¡Amor solitario, con cara incierta!
Es daga que agita, su negra rudeza,
buscando al amado con puerta cubierta,
pues nunca se olvida su fina terneza,
¡Perder al amado, su señal de alerta!
Amar es hermoso, con suma belleza,
si solo buscamos querer sin reyerta,
quien ama de veras, es alma que acierta,
así se le muestre su larga crudeza.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
Ya no eres mi plenitud (JB)
Ya no eres plenitud de mis desvelos,
ya no eres sol, ni luna de mis cielos.
ya no eres sol, ni luna de mis cielos.
Ahora tus recuerdos son cadenas,
un amargo puñal con que envenenas,
un amargo puñal con que envenenas,
no, con tus vasos huecos, no me llenas,
tus sonatas de amor me son ajenas.
tus sonatas de amor me son ajenas.
Amado, tu recuerdo muere lento,
como las hojas vuela con el viento.
como las hojas vuela con el viento.
Le coloqué una cruz con negros velos.
¡Adiós a las nostalgias y a las penas!
Ya tu amor tiene fecha en vencimiento.
Ya tu amor tiene fecha en vencimiento.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
MIS DESEOS DE AÑO NUEVO
Mis deseos de año nuevo
Con las bombardas y bengalas festivas de año nuevo,
en candiles de esperanza me renuevo.
Emocionada y jubilosa miro el cielo
al todopoderoso mis deseos elevo:
Quiero empezar señor, el año con pie derecho:
Pido a la humanidad mas tolerancia
mas respeto.
Que se acaben las guerras con sus capas que aterran.
Que exista mas confraternidad entre los hermanos del planeta tierra,
¡Qué brille siempre la bandera de la solidaridad!
Que haya mas amor y cuidado a la naturaleza.
Que muera el egoísmo y la vanidad.
Que se sepulte la envidia en los océanos de la fraternidad.
Que la flor de la esperanza nunca se seque a pesar de la fatalidad.
Que sea mas justa la balanza económico social.
Otro de mis grandes deseos es mejorar como ser humano:
Cosechar mas tolerancia con el prójimo,
perdonarle algún error,
¡Todos somos seres humanos susceptibles a errar, por Dios!
Servir a mi país con mas tesón,
hacer mi trabajo con entereza y pasión.
¡Mejorando yo, mejorará también mi nación!
Lluvia de deseos
brotan de mi corazón,
no quiero ver mas niños de hambre,
ni pobreza a montón.
Un mundo feliz es posible
si todos ponemos voluntad y corazón.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
(Prohibida la copia total o parcial de la obra)
jueves, 27 de diciembre de 2018
Añoranzas infantiles (Prosa)
Añoranzas infantiles
Mi niño adorado, en esta tarde
de verano me asalta la inocente nostalgia de madre, al recordar con ternura tus
dulces correrías infantiles:
¡Cómo me deleitabas en la sala viéndote jugar con tus aviones de
juguete!
Luego a las tres de la tarde, cuando te sacaba al parque
con tu carro a pedales de modelo antiguo, disfrutaba verte conducirlo lleno de alegría,
¡Cuánto disfrutaba en tus
aventuras de niño a raudales!
¡Cómo olvidar esos detalles, vida de mi vida,
si el verte feliz era mi mejor
deleite y júbilo!
Pedaleando para adelante y para
atrás, escuchando tu sonrisa de dulces pajaritos; haciendo el sonido del motor
con tu boquita de manzano:
Run, run,.. – ¡Mira madre, como avanza mi carro!
Ah, nostalgia de madre
melancólica, me invade en esta tarde de enero,
al encontrar en tu cuarto
antiguo, este carro que tanto te deleitó de niño.
¡Cuánto quisiera retener en mis
manos tu infancia tierna cándida!
Y unas lágrimas sentidas
vuelan de mis ojos repentinas.
Pues veo que son quimeras mis
pensamientos. Que volaste del nido para siempre, que ahora vives lejos, que has
crecido.
Ahora te toca manejar los verdaderos carros de la vida. Allí
te estrellarás, a veces, con la realidad que no es rosa, como tus juguetes,
hijo mío.
Pero te levantarás con ánimos renovados; pues cada golpe te
enseñará a ser un hombre fuerte y moldeará tu entereza como ser humano.
¡Vuela hijo, vuela, aunque tu
madre se quede aquí llorando al ver morir tu infancia entre ojos llorosos!
Aunque me parta el alma verte
vivir tan lejos.
Ya tu padre y yo hemos sembrado
la buena semilla. Ahora te toca solo recorrer el camino de la vida.
Acompáñate de los consejos y cariño que por siempre por ti hemos
deshojado y de la mano de Dios que guía siempre nuestro camino escarpado.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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