COAGULADA LA PENA EN MI VENTANA
¡Cuántas veces se coaguló la pena en mi ventana!
y los soles de la angustia estallaron sus esquirlas contra mí,
¡Cuántas veces pedí
que el invierno parara en mi alma
sin lograr contener su aluvión!
Los ecos del dolor
se pegan a mis vestiduras
como costras eternas
despiden su agria pus.
Insoportable
el mazo de la aflicción
despedazando mis pupilas.
Atronador
el sonido de sus pisadas amenazantes,
¡Oh señor,
mi espalda no resiste
la sepultura que le regalas!
El gato de mis tejados
está triste;
su maullido se hizo
molinos de lágrimas enredadas.
El sol radiante
se ha alejado de mis ventanas,
¡Ya no siento el calor de mis mañanas!
¿He de aceptar
esta hora de agonía descuartizada?
O he de luchar con todas mis brazadas.
Pero yo, solo soy un humano,
un pigmeo desolado,
no un Goliat gigante sobrehumano.
Para mí no hay
monedas de redención
¿Las alegrías de los hijos de los hombres
para quién se cosieron?
¿No tengo acaso derecho
a ver un poco de sol?
Cantan pájaros
esperanzados en mi zaguán,
y yo durmiendo aún.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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