Tres hermanas brujas piridivertidas
quieren inventar la pócima perfecta
para hechizar a todo el pueblo a escondidas,
¡Y tener alimento gratis, las abyectas!
Levantan al unísono sus baritas mágicas
y juntas exclaman:
¡Saku
sakusa,
Sakusa, sá,
que aparezca la olla ya!
Macuca es la mayor, prepara sopa en la olla;
hecha sapos, arañas y cebollas.
Nefasta es la segunda,
es media malvada y le ha echado espinas y clavos a la sopa,
"para que haga más efecto"
Y la despistada bruja Murca que de pura nerviosa,
le ha echado a la sopa, una cosa pegajosa
que era su champú vencido que le quedaba poquito,
Y al leer la receta al revés la muy distraída,
convirtió accidentalmente, en verdes ranas a sus hermanas,
¡Las pobres saltaban por toda la casa, desesperadas!
Y se chocaban entre ellas alborotadas.
La bruja mayor convenció al gato
para que eche a la sopa, lagartijas y sapos
y así revertir el terrible efecto,
pero el gato que no sabía de hechizos
y queriendo saborear también esa rica sopa,
echó ratones blancos y grises
y les dio la sopa a las inocentes brujas
que comieron contentas el manjar,
pero al poco rato,
quedaron convertidas en ratones con cara de brujas,
¡Pobres las hermanas brujas, van de Guatemala a guate peor!
Las brujas reclamaron al gato ladino
que comía la sopa muy goloso
y obligaron le eche lo acordado por ellas,
y así volvieron a ser las mismas brujas de siempre.
Las brujas salvadas por el gato,
le prometen arrepentidas:
darle su alimento diario,
tratarlo como rey,
comer con su trabajo,
ir a misa y hasta bañarse,
antes de hacer un hechizo malo.
¡Y colorín colorado,
este poema de brujas
ha terminado!
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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