¡Oh, madre santa!
Viajaste en barcas eternas que no regresan
al país del último adiós
y contigo
te llevaste mi mundo;
*te llevaste mi corazón.
Aquí desvelada te espero,
ansiando tu alada presencia,
¡Me falta el sabor de tu aquiescencia¡
¡No se oye la voz de tu jardín¡
¡Cómo quisiera
que por un momento
bajaras de ese mundo celeste
y me libraras de esta tierra agreste!
Ven,
aunque sea en alma madre mía
¿que será de mí?
¡Dime!, ¿quién tejera perlas de cariño
como lo hiciste tú?
Sola, triste, desolada,
me dejaste en el banco del dolor
en nuestra casa de antaño
se murió tu flor.
Como lechuza canto
las plañideras de mi desazón.
Madre, ángel bueno,
rompe el velo del más allá,
vuelve presta a mi pedestal.
Yo aquí te espero
con mil guirnaldas de amor.
Llévate en tus vestidos
esta tristeza otoñal.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos
Reservados-Perú-Derechos Reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario