EN VENECIA LO CONOCÍ
Entre góndolas traviesas
y lagos amorosos
conocí al amor de mi vida.
Yo iba de flores ilusiones,
él de mirada coqueta.
Le regalé mis perfumes y rosas,
él me mostró de la vida,
lo mejor de sus cosas.
Venecia fue el trampolín
de nuestro amor bailarín,
y entre pétalos de complicidad
nuestro amor se hizo
bella realidad;
crepúsculo sin fin.
El sereno canal
de belleza sin par,
maduró las granadillas
de nuestro amor particular;
con él al fin supe
que son las diamantinas
del verdadero amar.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos reservados
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