Dale gracias a Dios por todo
y verás como el sol de la paz y la alegría
brilla en tus ojos.
Dale gracias por lo bueno y lo malo.
Dios no es un mago
obligado a solucionar todos nuestras calamidades.
Aún así nos ayuda y consuela
en nuestras fatalidades.
Dale gracias
por el sol, por la lluvia, por los mares, plantas y animales.
Dale gracias porque estás vivo,
vivo para disfrutar de tu trabajo, de tu familia.
Vivo para hacer el bien,
vivo para disfrutar de sus gamas coloridas.
Sé un hombre agradecido,
si saliste del trabajo quizás ese no era para ti,
si esa mujer o ese hombre se fue,
quizás no te merecían.
Si murió un familiar quizás su tiempo en la tierra ya se cumplió.
Si un vecino te molesta
quizás es para que aprendas a ser tolerante y tener paciencia con los demás.
Todo está en su lugar, todo tiene un propósito
en el plan de Dios.
Aunque los hombre limitados
con nuestra chata razón, no la entendamos.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú
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