Amo el sabor de la nada en mi ventana;
cuando el sol se oculta,
las sombras de la noche
me hablan en voces iluminadas.
Amo estas solitarias madrugadas
en luces de descanso y paz,
en que escribo silente
en mi desván desvelado.
Amo sentir el vacío,
sentir que no soy nada,
por que siendo nada puedo aprender de todo,
porque la nada
es necesaria
para llenarse del todo.
¡Ah, estas voces de silencio y nada de la noche!
Me gusta degustarlas, saborearlas,
pues me hablan de mi pequeñez,
de mi fragilidad humana
de que soy solo polvo
en una tierra llena de todo`,
en un universo con rostro amplio y diverso.
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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