LA NOCHE COAGULADA DE PENA (Surrealismo)
La
noche coagulada de pena,
deja
caer su sangre roja de dolor;
se
avecina con sus gatos negros de soledad,
¡Hay
silencio de tumbas muertas, en sus fauces!
Y
yo, esperando que llueva un milagro en sus cuchillos despiertos.
¿Qué
haré con esta noche de sombras alucinantes
perdida
en su exposición de nostalgias?
Vago
de aquí para allá,
sin
encontrar la salida.
Su
agonía de pájaros muertos
toca
mis palacios,
emergen
criaturas extrañas
en
sus ojos negros;
soy
bosque plagado de silencio y miedo
ante su avance fiero.
Continua
mi noche,
le
sigue el paso la inquietud del vacío yerto,
y
la sombra endiablada de un futuro aciago,
tiembla
la pared de mi alma
en
vibrantes terremotos.
No
soy la misma de antes,
he
cambiado,
ahora hasta sus espejismos me aterran.
Es
que he visto entre sus cortinas fisgonas
la
cara de la muerte haciéndome muecas burlonas
y
me he abrazado con los brazos y las uñas
a mi infancia juguetona
para
no sufrir su estocada cruel y violenta.
En un rincón de
la casa en cuclillas
me resguardo,
allí
rezo las letanías de los ángeles perdidos, desahuciados,
esperando
la arremetida traicionera de su guadañas.
Me
doy soplos de aliento susurrando esta canción:
Somos
polvo,
solo
polvo en esta vida,
pero
polvo vivo con brazos, piernas y sentimientos,
no
estamos muertos,
hasta
que estemos muertos.
¡Qué siga la
función de la vida, maestro!
Autora:
Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
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