¡Qué templo te construiré, señor!
¿Qué templo he de construirte señor?
¿Qué casas que puedan contenerte?
Si eres el dueño de todo lo creado:
hombres plantas y animales.
El hombre piensa que no te necesita
y anda perdido en esta ajetreada generación.
Busca la perla de la felicidad
en cosas que se marchitan,
en cosas superficiales y banales.
No perderé el tiempo en construir casas lujosas
para ti.
La casa que tú quieres para habitar
es mi propio corazón.
Salomón te hizo un bello templo
en su obediente alma
y tú te complaciste en su construcción.
¡Inmensidad sin tiempos ni espacios,
sublime hacedor del mundo!
Ante tu grandeza me rindo hoy.
Yo ante ti quiero ser
un templo bello,
rodeado de rubíes
y perlas cogidas siempre
de tu amoroso balcón.
Autora: Edith Elvira Coilqui Rojas-Perú-Derecho reservados
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