Me sirvo a
cucharitas
el cáliz amargo de la existencia,
gusto la savia del desconcierto infinito.
Las montañas del dolor
tienen su cúspide en mi corazón
y lloran...
Susurro las últimas letanías de esperanza,
y me visitan las aves negras del infortunio,
¡Me rondan, me cercan!
Pero mi corazón toma vida, de la vida:
de lo bello,
de lo amable,
de lo eterno.
el cáliz amargo de la existencia,
gusto la savia del desconcierto infinito.
Las montañas del dolor
tienen su cúspide en mi corazón
y lloran...
Susurro las últimas letanías de esperanza,
y me visitan las aves negras del infortunio,
¡Me rondan, me cercan!
Pero mi corazón toma vida, de la vida:
de lo bello,
de lo amable,
de lo eterno.
Sólo así sobreviven mis ojos
de su muerte.
Autora Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos
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