Hoy mi alma se acuesta en mi cama
en un triste penar.
En congojas infinitas se ha vestido
y no se quiere consolar.
Llena sus alcuzas
de llantos líquidos brillantes,
y camina con hiyab.
Ya cae la tarde.
Y las sombras se apoderan del alma;
un destino siniestro me persigue,
quiere jugar conmigo,
me susurra palabras negras,
y no me quiere soltar.
Hoy las penas se lanzan en morteros de guerra
y caen por todas partes.
¡Oh vida!
¡Oh luz!
¡Oh río!
No me dejen en este valle oscuro
en este Dante sin Beatriz.
Quiero disfrutar de nuevo,
los vinos de la alegría,
los jugosos frutos de la vida.
y el sonido de los flautines.
Puede ser que mis lamentos
dejen huella,
y otra vez
por mi ventana
entre, la luz del sol...
en un triste penar.
En congojas infinitas se ha vestido
y no se quiere consolar.
Llena sus alcuzas
de llantos líquidos brillantes,
y camina con hiyab.
Ya cae la tarde.
Y las sombras se apoderan del alma;
un destino siniestro me persigue,
quiere jugar conmigo,
me susurra palabras negras,
y no me quiere soltar.
Hoy las penas se lanzan en morteros de guerra
y caen por todas partes.
¡Oh vida!
¡Oh luz!
¡Oh río!
No me dejen en este valle oscuro
en este Dante sin Beatriz.
Quiero disfrutar de nuevo,
los vinos de la alegría,
los jugosos frutos de la vida.
y el sonido de los flautines.
Puede ser que mis lamentos
dejen huella,
y otra vez
por mi ventana
entre, la luz del sol...
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-derechos reservados
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